Posadas. "No somos nenes de pecho, pero somos seres humanos. Estamos pagando con nuestra salud, además de la pena que nos impuso la justicia, porque la atención médica es deficiente para todos, y más para los que padecemos de HIV. Estamos mal alimentados, mal tratados, sin medicación y sin tratamiento. No sabemos si vamos a salir con vida de acá", denunciaron a El Territorio los internos del penal de Loreto.
El virus de inmuno deficiencia humano (VIH) dentro del sistema penitenciario se transformó en una segunda pena a cumplir, en este caso, sobre la salud de los internos. Poca información en general, desconocimiento de las formas de transmisión y de la manera de prevenir el contagio del virus, que provoca la enfermedad del sida, es la mejor vía de propagación que encuentra este flagelo en cárceles superpobladas y sin condiciones de frenar ni de tratar el problema.
Si bien existen diez portadores de VIH confirmados en Loreto, un estudio extra oficial al que tuvo acceso El Territorio, a través de una investigación periodística y corroborada por una fuente de Salud Pública que pidió no ser identificada, los casos serían muchos más de los que admiten las cifras oficiales.
En ese contexto, los propios internos también confirmaron que hace cerca de cuatro meses, se les practicaron los exámenes de VIH a 70 internos voluntarios pero estos aún no recibieron los resultados. La Ley Nacional de Sida (23798) establece que los infectados deben ser los primeros en conocer su situación, y que su identidad no debe ser revelada para evitar casos de discriminación. La misma reglamentación estipula que la notificación de casos de enfermos de sida deberá ser practicada dentro de las 48 horas de confirmado el diagnóstico. Pero a cuatros meses de estos exámenes, sólo cuatro internos, de los 70, tuvieron acceso a esta información.
En la visita al penal de Loreto se conocieron algunos detalles: el trabajo estuvo a cargo del Programa Provincial de Sida, cuyos responsables brindaron una charla sobre cómo prevenir contagios, también se supo el nombre de quien tomó las muestras de sangre. Cuando este diario consultó a esa persona sobre este tema, se limitó a confirmar que sacó las muestras pero que no tuvo acceso a los resultados, además de aclarar que los únicos que pueden brindar esos datos son los responsables del Programa Provincial del Sida y del Ministerio de Gobierno.
"No pueden atendernos"
En Loreto, los internos con VIH aseguran que están "desprotegidos y condenados a muerte" porque no todos reciben los medicamentos, les retacean la atención médica, y las condiciones de limpieza y la alimentación son pésimas. "Fijate hasta qué punto juegan con la gente: vinieron hace cuatro meses a hacer los test a 70 voluntarios, pero no entregan los resultados; sólo entregaron algunos y de a poco, pero el resto estamos desesperados porque no sabemos en qué condición estamos. Por nuestros familiares nos enteramos que en la radio dijeron que de los 70, hay 50 infectados, pero no sabemos quiénes somos. El Gobierno está cuidando estos datos porque si ni siquiera pueden atender a los ocho que están confirmado desde hace tiempo, menos van a poder dar atención y contención al resto, porque no están en condiciones de hacerlo", enfatizaron los internos de Loreto.
En ese mismo contexto, se mostraron molestos porque el gobierno difundió el lunes 2 de diciembre que existen trece casos confirmados en Loreto sobre los 272 internos. "Eso es mentira, porque sólo hubo 70 voluntarios sobre los que se hicieron las muestras. Nadie conoce la situación del resto, ni siquiera se conoce el resultado de la mayoría de los 70, por la sencilla razón de que no entregaron los resultados. Cómo pueden entonces afirmar que de 272, sólo trece tienen HIV. Primero dijeron que había 50 infectados y después se tiraron atrás".
El disparador
El Territorio comenzó esta investigación a partir de un dato que es vox populi en los pasillos de la Facultad de Ciencias Exáctas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones. Los datos recabados fueron corroborados por una fuente confiable del Ministerio de Salud Pública que pidó la reserva de su nombre. Se pudo saber que el Programa Provincial de Sida y personal de la Facultad de Bioquímica hicieron el relevamiento sobre VIH en 70 internos voluntarios de Loreto. Una vez que tuvieron los primeros resultados por el método conocido como Elisa, los casos positivos superaron el 50 por ciento de la muestra, pero como pueden existir falsos positivos, se necesita la confirmación a través del método Western Blot (WB), que no tiene posibilidad de error. Pero esa confirmación no se realizó en tiempo y forma e, incluso, puede que todavía no se haya hecho sobre las muestras originales sino que derivó en nuevos estudios, con otros métodos, mientras ganaban tiempo para dar forma a un programa oficial "que facilite a los internos los mecanismos de prevención de enfermedades infecto contagiosas", como finalmente se anunció la semana pasada.
De ser reales, los primeros resultados que aún no habrían sido confirmados por el método de WB (y si fueron confirmados, no llegaron a los internos), deja al descubierto que las condiciones actuales de los penales favorecen la propagación del virus que causa el sida y lleva a los internos a cumplir una segunda pena, esta vez sobre la salud.
La fuente aseguró que el tema causó tanto revuelo interno que toda la estructura de Salud Pública está enterada del tema. Incluso, dijo, que el nuevo programa que pretenden poner en práctica en los penales es el trabajo de tesis de un alumno, que los responsables del Programa Provincial de Sida "tomaron sin autorización pero que accedieron a ese trabajo pidiéndole que sea voluntario en el programa y que después lo dejaron afuera". Justamente este dato, del que se habla en los pasillos de Exáctas, fue el disparador de esta investigación que derivó en la situación de los internos con VIH de Loreto.
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Drogas de todo tipo
Un estudio, al que El Territorio tuvo acceso en forma confidencial, revela que el consumo de todo tipo de drogas es frecuente en el penal de Loreto. Pero al margen de esto, el equipo periodístico que ingresó al lugar confirmó esos datos con el testimonio de los propios internos.
El consumo de drogas (con intercambio de agujas), los tatuajes y las relaciones sexuales son vías de contagio del VIH si no se toman los recaudos. Un preso denunció a este diario que fue violado en el sector de máxima seguridad por otros cuatro internos y los pocos que admitieron que mantienen relaciones sexuales, dijeron que no utilizan protección.
La misma fuente que aseguró que se pretende minimizar la cantidad de casos de VIH, denunció, con pruebas en la mano, que sobre una muestra de 70 personas, el 47 por ciento admitió que consume drogas. Los estupefacientes más frecuentes dentro del penal son marihuana, cocaína, psicofármacos, LSD y éxtasis. También dijo que el 51 por ciento de los tatuados, se tatuó dentro de la cárcel y que el 63 por ciento de los que mantienen relaciones sexuales no utiliza preservativos.
"Mientras no se admita, más allá de lo legal, que el intercambio de agujas (por drogas o tatuajes) y las relaciones sexuales consentidas o por violación son frecuentes en los penales, poco se podrá hacer para frenar la propagación del sida. Los esfuerzos tienen que estar concentrados en atender a los enfermos, con la medicación y la alimentación correspondiente, pero también en educar a esta población para que sepan cómo cuidarse", aseguró la fuente. Pero también dijo que algunos infectados de VIH canjean su alimentación especial por pastillas.
La salud desprotegida
En el sector de los inimputables, un par de alojados admitió ante El Territorio que más allá de la medicación, que es necesaria y que no tienen, los psicofármacos les permite evadirse de la situación en que se encuentran. Reclamaron que alguien se ocupe de ellos, que algunos están ahí por problemas psicológicos y no por delitos, y otros, aunque estén condenados, aseguran que no deberían estar alojados en ese pabellón, en condiciones infrahumanas.
Los responsables del penal y los propios internos coinciden en que lo que más falta hace es comida, elementos de limpieza (jabón, dentífrico, lavandina, máquinas de afeitar) y medicamentos.
Las posturas contradictorias se producen cuando hablan de atención médica y psiquiátrica, calidad de la comida, buen trato del personal y condiciones dignas de vida. Para los penitenciarios esos aspectos son buenos y para los internos, son pésimos. "Si estás infectado, es mucho peor: si tenés sida directamente sos un gusano. El mejor ejemplo que tenemos para demostrar que nos dejan morir es nuestro compañero (Marcelo C.) internado en este momento en el hospital. Lo tuvieron tirado en una celda sin que lo viera el médico, por semanas; cuando no dio más, lo llevaron al Madariaga, y allá se está muriendo. Si atienden nuestra salud, que alguien nos explique porqué este muchacho está en esa situación. Hay dos chicos más, afectados de HIV, que no reciben la alimentación adecuada pero lo más grave, hace meses que no reciben los medicamentos sólo porque al médico se le ocurrió que no los va a atender", denunciaron.
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La carta de la esperanza
La carta que los presos con HUIV dirigieron al gobernador Carlos Rovira y cuya copia entregaron a la prensa.
Señor Gobernador ingeniero Rovira:
Nos dirigimos a usted los internos afectados por el virus de HIV (sida) alojados en la unidad I - Loreto- con el fin de que revea nuestra situación judicial y por conveniente nos otorgue una "excarcelación extraordinaria" por enfermedad, ya que la provincia se encuentra en emergencia económica y no puede afrontar gastos en cuanto a nuestra enfermedad se refiere.
El Servicio Penitenciario no cuenta con presupuesto acorde para alimentar a la población, mucho menos para enfermos de HIV que necesitan de una dieta especial.
Son dos las enfermedades terminales en el ser humano: HIV y cáncer. Teniendo en cuenta esto no tenemos la garantía de salir con vida de esta Unidad, al no tener la atención especial que esta enfermedad requiere: antivirales, controles periódicos, alimentación, higiene.
Sugerimos señor Gobernador que tenga en cuenta nuestra situación ya que se puede pagar la pena con "arresto domiciliario o con trabajos comunitarios", haciendo así prevalecer la vida del interno y no su deuda con la sociedad que de la manera en que estamos pagando es "pena de muerte", encubierta pero pena de muerte al fin. Quisiéramos revea esta situación y de un vuelco positivo.
Estamos en un estado desesperante. Un compañero nuestro (M.C.) se está muriendo en el hospital de Posadas, días atrás falleció una interna de la Unidad 5 (R.R.) de 19 años.
¿Cuántos muertos deberá haber para reconocer que la provincia no tiene medios para tratarlos?
Queremos una salida lógica: pagan nuestra deuda con la sociedad y vivir. Queremos que Dios ilumine sus pensamientos a la hora de tomar una decisión humana ya que este tema eso requiere.
Lo saludamos muy atentamente y agradecemos su atención.
Firman: Alejandro Morán, Marcelo Abramson, Fabián Garibotti, David Gamón, Sergio Benítez, Mariano Kartasián, Emigio Méndez y Adrián Ramírez.
(Nota publicada en 2003 por Raúl Puentes en El Territorio).
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La crisis repercutió en la alimentación, la salud y la higiene de los presos de Misiones
Loreto está superpoblado y algunos duermen en el piso. En Eldorado están cómodos pero se quejan de los malos tratos. No tienen lo necesario para la higiene personal ni de los edificios. Las partidas para funcionamiento se redujeron a niveles muy bajos. Reclaman la atención de los jueces y el Gobierno.
Loreto y Eldorado. Los internos de los penales reclaman mejores condiciones de vida, sobre todo en aspectos relacionados con la salud, la higiene, la alimentación y el trato personal.
Aseguran que los castigos y las presiones que sufren de parte de los guardias son frecuentes y que exceden al mal comportamiento que pueden tener algunos de ellos, ya que se aplican con rigor cuando hacen algún tipo de reclamo.
Los responsables de los penales de Loreto y Eldorado admitieron que la comida bajó en calidad pero no en cantidad, que carecen de los elementos suficientes de higiene y limpieza, y que hacen falta medicamentos, pero negaron que los internos sean víctimas de malos tratos.
El Territorio recorrió ambos penales como parte de una investigación periodística sobre la cantidad de infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa la enfermedad del sida. La nota, que se publicó en la edición de ayer, da cuenta que serían muchos más los afectados en el penal de Loreto de los que admiten las estadísticas oficiales, según un informe extra oficial al que tuvo acceso este diario por una fuente digna de crédito de Salud Pública, que pidió la reserva de su nombre, además de dejar al desnudo que se desconoce por completo la cantidad de afectados en la población carcelaria en general. De todas maneras hay que recordar que los análisis de VIH son voluntarios y no compulsivos.
Coincidencias y diferencias
La gran mayoría de los internos de los penales están condenados por delitos cometidos contra la sociedad; el resto está procesado o son inimputables. Las cárceles tienen tres sectores donde alojan a los presos: el pabellón central, donde están los internos en general; el de seguridad y disciplina (la mayoría son inimputables), que alberga a los que tienen que estar aislados por seguridad, enfermedad o indisciplina; y el sector abierto, donde están bajo el régimen de autodisciplina.
Las diferencias entre los penales son notorias aunque en general, las condiciones edilicias de ambos son buenas: el de Loreto tiene cerca de una década y el de Eldorado, menos de dos meses. En Loreto están hacinados, superpoblados, duermen en el piso o en pedazos de colchones. Los baños están sucios, con costra. En Eldorado, como el edificio es nuevo, está en perfectas condiciones y con espacio de sobra, aunque la perforación de agua no da abasto para cubrir las necesidades. Están haciendo una nueva perforación y mientras tanto, tienen agua sólo unas pocas horas por día.
En los dos penales necesitan elementos de higiene, para los internos, y de limpieza, para los edificios: escasea jabón, papel higiénico, dentífrico, lavandina y máquinas de afeitar. Ambos tienen huertas y producen parte de los alimentos que consumen, pero los internos se quejan de la calidad y la cantidad de comida que reciben. Dicen que la mayoría bajó entre 10 y 20 kilos de peso en los últimos meses.
Hay más internos en Loreto de lo que soporta el penal
El alcaide principal de la Unidad Penal I de Loreto, Ramón Moyano dijo a El Territorio que tratan de mantener ocupados a los internos con distintas actividades. En la carpintería trabajan unas diez personas que realizan trabajos para ellos y para afuera, que se canjean por medicamentos, ropa o alimentos.
Producen todo tipo de verduras; huevos y carne de gallinas, y cerdos. Plantaron frutas para consumo interno que estarán produciendo en dos años y ahora están abocados a la construcción de paneles de avejas para producir miel.
Aún así, Moyano admitió que la alimentación no es la adecuada, "como hace un par de años, porque ahora bajó en calidad pero no en cantidad. Comen locro, poroto, sopa de arvejas, lentejas, arroz y fideo. Los enfermos de HIV tienen una dieta especial a base de pollo hervido, verduras y arroz blanco. Antes, el desayuno era matecocido con leche pero ahora, la leche es sólo para los afectados de HIV".
Según el alcaide, el plantel del penal está compuesto por médico, psicólogo, odontólogo, enfermeros, psiquiatra y un capellán. Sin embargo, los internos se quejan de la falta de atención del médico y del psicólogo, además de la carencia de medicamentos tanto para las patologías comunes como para los que tienen problemas piscológicos o de VIH.
"Algunos medicamentos conseguimos, pero no así aquellos que son especiales para los inimputables; con ellos no damos abasto", dijo Moyano.
Menos comida
La crisis nacional se siente con fuerza dentro del penal. Si bien las cárceles nunca brindaron condiciones óptimas, la situación económica actual produjo mayores necesidades: Loreto recibió este año sólo 3700 pesos para funcionamiento, sobre los 35 mil pesos que recibió el año pasado.
Para graficar la merma que produjo la crisis, se mencionan algunas reducciones: los 272 internos consumieron desde enero a noviembre de este año respecto del año pasado, 6400 kilos de carne de pollo sobre once mil kilos; 1300 kilos de carne molida sobre 1700 kilos; 3750 kilos de fideos sobre 6300 kilos; 260 litros de lavandina sobre mil litros; y para los móviles, mil litros de gasoil sobre 10.700 litros del año pasado.
"Que alguien se ocupe"
A pesar que el penal de Loreto está superpoblado, son varios los que no deberían estar alojados en ese lugar sino en hospitales psiquiátricos, otros que ya pagaron sus penas (y que reclaman que los jueces se ocupen de sus casos) y los menos, abandonados por sus familias, que con sólo presentarse y hacer la gestión correspondiente, podrían retirarlos.
Un interno, incluso, asegura ser un testigo protegido, de identidad reservada, por la causa del atentado a la AMIA que debería estar en una cárcel federal pero está alojado entre los presos comunes. Y dijo que a pesar de sus constantes reclamos, nadie se ocupa de él.
Demandan también urgentes traslados para quienes necesitan tratamiento médico o psiquiátrico, que se tengan en cuenta las denuncias por violaciones y apremios ilegales dentro del penal, arresto domiciliario y tareas comunitarias para los que pueden acceder a esos beneficios, y sobre todo, en lo qué más insistieron, que los jueces se ocupen de sus causas y que el Gobernador se interiorice sobre la situación en la que están los internos.
Dicen que quieren pagar la deuda que tienen con la sociedad pero reclaman un trato humanitario.
En Eldorado se quejan por los fuertes castigos
Algunos internos del Complejo Penitenciario Eldorado también reclaman que los jueces se ocupen de sus casos, sobre todo de aquellos que ya cumplieron su condena y que aún están detenidos. Las carencias de alimentación, medicamentos y elementos de higiene personal y de limpieza son similares a las del penal de Loreto.
Los presos del penal de Eldorado coincidieron en que están cómodos en cuanto a las instalaciones, pero la queja de todos se centró en un mismo sentido: las golpizas y los castigos de todo tipo a los que son expuestos, no sólo aquellos que de por si tienen una actitud violenta o provocadora, sino también aquellos que se quejan por la comida, o reclaman por los pocos derechos que les corresponden. La mayoría aseguró que los castigos existen y otros, casi como una contradicción, dijeron que no querían hablar "por miedo a las represalias".
De todas maneras, tanto el director del penal, Ramón Morínigo, como algunos guardias aseguraron que esa situación no es real sino que forma parte del reclamo constante de los internos para lograr atención.
El penal tiene capacidad para 300 detenidos y su población actual es de 232 personas. Desde el Gobierno aseguraron, en ese sentido, que van a realizar traslados de Loreto a esta Unidad, y que además refaccionarán la vieja cárcel, que ahora está desocupada.
Algunos internos hacen talleres, trabajan en la panadería del lugar, donde producen lo que consumen, así como en las huertas o en otro sector donde producen carne de cerdo. Con la producción de mandioca, que reemplaza a la papa, ahorran cerca de 100 pesos por día.
Parte del sistema
"Sabés qué pasa..., de acá salimos resentidos; el sistema penitenciario, como está planteado, no sirve para nada; las cárceles son una escuela de delincuencia donde lejos de rehabilitarte, te cargan de resentimientos por el mal trato constante que recibimos. Algunos guardias son realmente muy humanitarios y buena gente, pero otros creen que las botas y el uniforme les da derecho a tratarte como a una basura; no todos los que están acá somos asesinos o violadores, la mayoría estamos por robo, no matamos a nadie, no le arruinamos la vida a un chico con una violación, pero para ellos somos todos la misma mierda", remató un interno después de más de media hora de escuchar el testimonio de sus compañeros.
En el sector de confianza y afianzamiento, donde están alojados los que tienen buena conducta o a punto de salir, "todo es mucho mejor, pero los que recién ingresan están mal; nosotros, acá, estamos bien, sobre todo ahora, que el edificio es nuevo. Pero igual falta medicamentos y elemenos de higiene".
Deudas por trabajos
Los internos pueden trabajar dentro del penal y reciben, por esas tareas, dos tipos de pecunio. Por un lado, a cargo de la provincia, por fagina, parquizado, trabajo en las huertas y por otro, a cargo del penal, por trabajos carcelarios, en talleres, cocina o panadería, por ejemplo. Por esos trabajos reciben 2,20 pesos por día, dinero que les permite solventar algunos gastos menores, pero reclaman que les deben desde hace años.
Desde la administración del penal admiten que están atrasados, por trabajos carcelarios, con los pecunios de parte de 1998, todo 1999, diez meses del año 2000 y todo el 2001 y 2002. Por los trabajos de fagina, deben de abril a diciembre de 1999; nueve meses del año 2000 y todo el 2001 y todo el 2002. Esto representa un promedio de 66 pesos por mes para los internos que trabajan. Para el Estado, la erogación promedio mensual es de 2000 pesos por trabajos carcelarios y 3200 por faginas.