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Martín, el mbya guaraní que estudia medicina en Cuba, votó por primera vez

Martín, el mbya guaraní que estudia medicina en Cuba, votó por primera vez

 

Martín Paredez, el joven mbya guaraní que estudia medicina en Cuba, votó por primera vez en su vida en estas elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que se desarrollan este domingo 14 en Argentina.

Poco minutos antes de las 11, Martín emitió su voto en la mesa 191 de la escuela 730, en la Chacra 149 de Villa Cabello, en Posadas, barrio en el que vivió gran parte de su vida.

Este misionero está de vacaciones en Posadas, ya que desde hace cinco años vive en Santa Clara, Cuba, donde estudia medicina gracias a una beca del Gobierno cubano y el apoyo de su familia y la dirección de Asuntos Guaraníes de la provincia de Misiones.

“¿En serio puedo votar?”, preguntó Martín cuando le informaron que figuraba en los padrones, apenas dos días antes de los sufragios. “Nunca voté… que bueno que voy a poder votar”, exclamó entre risas, nervios y ansiedad.

Cuando llegó a la mesa, una de las fiscales lo reconoció por las notas que le hicieron en los medios posadeños: “¿sos el chico que se está por recibir de médico en Cuba, cómo va eso?”, le preguntó y Martín, tímido, respondió que le va “bien, me falta sólo un año, ya estoy terminando”. “Que orgullo y que suerte que votes en nuestra mesa”, le dijo la mujer, sonriente.

 “Y Martín, ¿qué se siente al votar?”, preguntó el periodista: “me sentí bien, con un poco de nerviosismo pero estuvo bueno; fue medio raro… me gustó…, no se; estoy contento por haber votado, está bueno si”, dijo el joven, entre risas.

Afuera de la escuela los amigos de Martin aguardaban su regreso. Al salir, las cámaras de dos canales de la televisión local ingresaban a la escuela  detrás de una funcionaria y al verlos, Martín los esquivó, tímido de las notas, y se escabulló festejando la hazaña con sus amigos.

Martín tiene 26 años. Nació el El Alcázar, Misiones, y a los dos años vino a vivir a Posadas, proveniente de la aldea Perutí, cuando sus padres, Dominga Ramos e Isabelino Paredez marcharon a la capital provincial para que el jefe de la familia haga la escuela primaria y la secundaria. “Después estudió enfermería”, cuenta Martín de su padre.

El jerarca nazi de la selva

El jerarca nazi de la selva

Martin Bormann fue la mano derecha de Hitler. El mito dice que pasó sus últimos años, oculto, en una resguardada vivienda que hoy está en ruinas, en San Ignacio, Misiones. No hay información oficial sobre su presencia en Misiones, aunque si demasiados rumores, desde la época en que Juan Domingo Perón presidía la Nación y habría facilitado el ingreso de los criminales de guerra que se mimetizaron en sudamérica.

Posadas. El mito de que Martin Bormann, el más fiel servidor de Adolfo Hitler, sobrevivió a la muerte de su jefe y terminó sus días en algún lugar de Sudamérica, lleva más de medio siglo de vigencia y alcanza a la ruina de una casa del actual Parque Provincial del Teyú Cuaré, en San Ignacio.

Protegida y destruida por la selva, los vestigios de una vivienda confortable, poco frecuentes para el lugar y la época, invisible desde el río, guardan el secreto de un hombre de aspecto alemán que nadie quiere o puede develar pero que los lugareños le asignaron una identidad: era Martin Bormann, el lugarteniente de Hitler, identificado en varias oportunidades a través de relatos y fotografías que aseguran que ese colono cincuentón, que se llegaba al pueblo a vender frutas y verduras empujando un carro, era el propio Bormann, andando y desandando los mismos caminos que recorrió Horacio Quiroga.

Son tres casas en ruinas, cubiertas por la vegetación y afectadas por el tiempo, las que conformaban el predio. En una de las paredes internas, una gran cruz esvástica gastada en el revoque de cemento le imprime mayor realismo “a la casa de Bormann”.

Fue una casa importante, grande, imponente, con bañera azulejada y caños que distribuían agua potable por dentro, con con sótano y habitaciones de resguardo, muy bien diseñadas, ubicadas estratégicamente para que la naturaleza la oculte entre sus ramas si alguien observa desde el río o de sde los campos de Paraguay, ubicados muy cerca.

Las casas muestran “las ruinas de un complejo de viviendas de tres casas con miradores y comodidades, construidas en los años 50, con las mismas piedras de las reducciones jesuíticas, para albergar a un hombre desconocido y solitario, que tenía guardias, y que desapareció a principio de los años 70.

No hay información oficial sobre la presencia de Bormann en Misiones, aunque si demasiados rumores, desde la época en que Juan Domingo Perón presidía la Nación y habría facilitado el ingreso de los criminales de guerra que se mimetizaron en Misiones, Córdoba y la Patagonia, además de Paraguay, Brasil, Chile y Uruguay, después que cayó Hitler.

Las ruinas de la casa habla de una vivienda imponente, enclavada en un lugar de privilegio, con una vista que permite controlar grandes extensiones de terrenos tanto en Argentina como en Paraguay, a simple vista. Los miradores estratégicamente ubicados y hasta los pozos donde se presumen que descendían a peones y empleados aborígenes para ser castigados, dan cuenta que ahí vivió alguien especial, que previó un sistema de vigilancia y de control. Si fue Bormann -dicen en el pueblo-, fue un hombre pacífico de poco trato con los vecinos y bastante parco, amparado quizás por su dificultad de hablar bien en español.

Después que desapareció, el monte avanzó sobre las viviendas y las destruyó, aunque las paredes en pie dan cuenta de la importancia de la residencia, en esta comarca tranquila, plagada de historias.

¿Caminó Martín Bormann las calles de arena de San Ignacio, la costa del río que inspiró a Quiroga? ¿Estuvo en Misiones el último hombre fiel a Hitler que, junto a Goebbels, los dos únicos testigos del casamiento del führer con Eva Braun, también fueron los que participaron de la decisión más importante de los hombres fuertes del régimen, cuando se acercaba el final: Hitler y Braun se casarían, harían testamento y luego se suicidarían.

El general de la SS

Bormann nació en 1900; con 25 años ingresó al nacionalsocialismo después de pasar por la cárcel por un crimen político. Fue general de las SS y jefe de Estado Mayor de Rudolf Hess. Cuando éste partió para Londres, Bormann lo sustituyó como jefe de la Cancillería y se convirtió en el hombre de confianza del Führer y en el ejecutor de sus órdenes, cuando apenas superaba los 40 años de edad.

La historia dice de Bormann que fue uno de los últimos que vio a Hitler con vida pero también que murió un día después de su jefe político, al intentar abandonar Berlín a través de las líneas soviéticas. En ausencia, fue juzgado en rebeldía y condenado a muerte por el tribunal de Nüremberg.

La higuera crece imponente sobre las piedras. La casa está destruida pero aún conserva muchas paredes en pie. La escalinata, la galería, las distintas habitaciones, el sótano y lo que parece ser una cocina no dicen mucho, aunque el baño, también destruido, muestra vestigios de lo imponente que fue.

"Los vecinos, los pobladores más viejos, están convencidos que acá vivió Bormann", explica como tantos otros, el guardaparques Marcelo Fleitas. "Sea verdad o sea mentira, es uno de los mitos del pueblo y ya se convirtió en una leyenda popular, porque tampoco nadie sabe quién otro pudo vivir acá", aseguró.

La confusión

Después de la caída de Hitler, la red internacional de partidarios nazi ayudó a sus adherentes a escapar hacia Buenos Aires, con la ayuda del Vaticano y la Cruz Roja, para pasar al anonimato. Juan Perón los protegió e incluso envió a Viena 8000 cédulas y 2000 pasaportes argentinos que distribuyeron entre los nazi, dicen.

Nadie supo más de Bormann: lo vieron en Europa, Bolivia, Paraguay, Chile y Argentina. El ADN de un cráneo hallado en Berlín confirmó, en 1998, que era el de Borman. Aún así, dicen que entró a América en 1948 como Ricardo Bauer y que murió en Paraguay en 1959.

Cuando EEUU recibió un informe sobre la presencia de Bormann, en "Posadas, provincia de Misiones", pidió al Gobierno argentino que investigara. Este ordenó a la Federal que fuera tras los pasos de Borman en "Posadas, provincia de Mendoza". La policía informó que esa ciudad no existía, y rápidamente abandonó la investigación.

El Irízar , un orgullo nacional

El Irízar , un orgullo nacional

La misión principal de sus campañas antárticas es relevar al personal y abastecer las bases y estaciones argentinas en el continente blanco. Pero presta servicios solidarios a las demás bases. El barco se incendió en abril de 2007 y estará parado un par de años, en reparación.

Posadas. El rompehielos Almirante Irízar, uno de los buques más emblemáticos de la Argentina, fue convertido en un gran hospital durante la guerra de Malvinas (siete años después de su construcción -en 1975- en Finlandia), cuando permaneció en la zona de conflicto pintado por única vez en su historia de color blanco con la enorme cruz roja en sus partes visibles.

Por esa acción, el barco recibió la medalla por Operaciones de Combate por sus servicios durante la guerra de 1982 y desde entonces, goza de un prestigio internacional que crece cada año, ya que entre su misión antártica, una vez por año, visita las bases de los distintos países apostados en el continente blanco, donde oficia también de transporte gratuito de personas entre las bases de todas las naciones ahí representadas.

La misión principal de sus campañas antárticas es relevar al personal y abastecer las bases y estaciones argentinas en el continente blanco. Pero presta servicios solidarios a las demás bases.

Equipado como un hotel de cinco estrellas, su tripulación se apresta cada primavera para entrar durante el verano a la Antártida. En octubre de 2005, a poco más de un mes de la salida de este diario, un periodista de Línea Capital fue invitado por la Armada Argentina a navegar por alta mar, a bordo del Irízar, en sus tareas de alistamiento y prueba de máquinas, para ingresar luego a la Antártida, sobre fin de año.

La experiencia sobre el gigante color crema y naranja fue inolvidable. Una de las primeras tareas a bordo, de la que no quedó nadie sin participar, fueron los constantes simulacros de abandono por incendio o hundimiento, para estar preparados para un hecho tan fortuito pero probable como el que ocurrió durante la noche de este martes.

Por suerte el Irízar no se hundió. Hubiera sido una gran pérdida para la Argentina, no sólo porque hay un sólo barco más similar al Irízar en el mundo (sólo se construyeron dos), sino por el prestigio y las condecoraciones que pesan sobre la nave, la que volvió a adquirir fama internacional -después de Malvinas- cuando en julio de 2002 se adentró en la inmensidad de la Antártida para rescatar al "Magdalena Oldendorff", un barco alemán que quedó atrapado entre los hielos y si bien no logró sacarlo, debido a la gran diferencia de tamaños (el buque alemán, de dimensiones varias veces mayores, no pudo avanzar entre las capas de hielo que abrió el Irízar a su paso), al menos consiguió aprovisionar a los 16 alemanes que debieron esperar, desde julio hasta fin de año, para poder salir de entre los hielos que lo atraparon.

Fue el año que la imagen del rompehielos Irízar dio la vuelta al mundo, convertido en un orgullo nacional, mientras los ojos del mundo se posaban sobre la nave que llegó hasta el barco atrapado, como ilustran las fotos de esta nota.

"Nuestro barco" cuenta con un moderno equipamiento médico y un quirófano de alta complejidad que permite operaciones en alta mar y durante sus meses dentro de la Antártida. Nombrar sus otras particularidades, como que produce su propia agua potable y toda la energía que consume, sería abundar en detalles que seguramente serán publicados hoy en la gran mayoría de los medios argentinos.

A paso lento, el Irízar va partiendo capas de hielo de hasta un metro de espesor y por embestida, gigantes bloques de hasta seis metros, a los que embiste como una enorme maza que golpea en forma constante (tiene la capacidad de ir hacia adelante y hacia atrás con diferencia de pocos segundos) hasta que se abre paso entre los grandes bloques o se monta sobre ellos y los parte por el peso de la nave. Y el Irízar avanza.

El barco, ese enorme orgullo nacional tanto entre la Armada como en la población y que permanece gran parte del año atracado en Puerto Madero, en Buenos Aires, lleva el nombre de Julián Irízar, el comandante de la corbeta Uruguay que en 1903 rescató en la Antártida a una expedición científica sueca que se había perdido el año anterior.

Su interior es inmenso y cuenta con doce cubiertas (pisos), distribuidos a lo largo de sus 121 metros de largo (de eslora, según la jerga marina) por poco más de 25 de ancho (de manga, corregiría un hombre de la Armada).

La altura del barco, desde la línea de flotación, es decir, lo que se puede ver sobre el agua, es de unos 42 metros y su velocidad máxima, de 17,2 nudos.

Este gigante anaranjado, que hoy será remolcado hacia la costa argentina, posee una cubierta de aterrizaje de helicópteros en la parte posterior y dos hangares para el rey del mar, los helicópteros Sea-King. Y además, los mejores y más adiestrados hombres de la Armada Argentina que conforman su tripulación, preparados para cualquier contingencia, aunque sin esperar nunca la de la noche de este martes, cuando el rompehielos ARA Almirante Irízar volvió a convertirse en una noticia mundial.

 

Se incendió el rompehielos Almirante Irízar

Buenos Aires (Télam). El rompehielos "Almirante Irízar", buque emblemático de las campañas antárticas, se incendió en alta mar, a 140 millas al este de Puerto Madryn, Chubut, y fue evacuado por sus 296 tripulantes y pasajeros sin que se produjeran víctimas.

"El siniestro se inició a las 22 horas del martes 10 de abril de 2007, cuando regresaba hacia Buenos Aires de la ciudad fueguina de Ushuaia, un paso obligado de su regreso de la Antártida Argentina, tras cuatro meses de Campaña por las bases del continente blanco.

El fuego se originó en el compartimiento de generadores "y se propagó de forma que se tornó incontrolable", añadió el parte firmado por el jefe de prensa, vicecomodoro Enrique Gómez Olivera.

La orden de evacuación fue dada a las 23.30 cuando el comandante de la nave, el capitán de fragata Guillermo Tarapow, consideró que el fuego no podía ser dominado y ponía en peligro a la tripulación.

El petrolero panameño Scarlet-Ibis y el pesquero uruguayo Magrit acudieron rápidamente a la zona y recogieron en plena noche a los náufragos que derivaban en 24 botes salvavidas.

El sitio del accidente quedó bien establecido porque también fue localizado por un avión de reconocimiento B-200 de la Armada y un caza de la Prefectura Naval, cuyos tripulantes pudieron ver las balizas de los botes.

Un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y un Fokker F28 de la Armada fueron despachados a la ciudad de Trelew para colaborar en la evacuación de la tripulación del rompehielos.

Desde la base naval de Mar del Plata zarpó hacia la zona la corbeta "Granville" mientras que el guardacosta Thompson de la Prefectura se aprestaba a colaborar en las tareas de rescate.

El "Almirante Irízar" tiene 121 metros de eslora por quince de manga y 9,5 de calado, y quince mil toneladas de desplazamiento a carga plena.

El buque transportaba a personal militar de la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejército y a civiles de la Dirección Nacional del Antártico, en el viaje de regreso tras la Campaña Antártica 2006-2007.

Había salido de Buenos Aires el 12 de diciembre, y durante el verano reaprovisionó a las bases antárticas Esperanza, Jubany, San Martín, Primavera, Orcadas, Cámara, Petrel, Decepción, Melchior, Brown, Marambio, Belgrano II y Matienzo.

La selva misionera sigue siendo el principal recurso de la provincia

La selva misionera sigue siendo el principal recurso de la provincia

Tiene propiedades medicinales y alimenticias que aún no fueron descubiertas. Hay zonas que registran 150 variedades de vegetales en una sola hectárea. El potencial turístico se vale de paisajes, de la flora y la fauna.

Posadas. El recurso más valioso de Misiones es la flora. La provincia tiene cerca de treinta mil kilómetros cuadrados y cerca del 35 por ciento de su territorio está cubierto por vegetación. Hay lugares donde se registraron alrededor de 150 especies en sola una hectárea. Y ese potencial, rodeados de cientos de atractivos se conjugan para hacer de Misiones una de las zonas con mayor oferta turística.

El turismo tradicional, el alternativo, el de aventuras y el ecoturismo son los pilares de esta provincia que tiene la intención de hacer de la actividad, una industria real. Se agrega la historia del hombre, aborígenes e inmigrantes, que ofrecen su rica experiencia definida como turismo cultural.

Los típicos caminos misioneros, la sacrificada historia de su gente, los cientos de saltos y cascadas, los árboles (no en vano bautizaron los guaraníes a esta zona como e yvyrá-retá, es decir, el lugar de los árboles), las actividades rurales y hasta los mitos y leyendas de un pueblo generoso se conjugan siempre para sorprender a propios y extraños, para hacer de Misiones una provincia turística.

La base, la esencia, está en la vegetación. Hasta hace poco, Misiones era sinónimo de selva, en todo el mundo. Pero la región, sus 29.800 kilómetros cuadrados, no quedaron ajenos a la deforestación para abrir ciudades o potenciar industrias. Y así comenzó a crecer.

Deforestación

La selva paranaense, o selva misionera, cubría a principio de siglo cerca de un millón de kilómetros cuadrados. En la actualidad, sólo cerca del cinco por ciento de la extensión original permanece en pie, y la mayor parte está en Misiones: pero alcanza sólo el 35 por ciento del territorio provincial.

En esa enmarañada masa de vegetación que es la selva misionera, se distinguen seis estratos, determinados de esa manera a partir de la altura de las especies vegetales. El de los emergentes o gigantes está conformado por árboles cuyas alturas oscilan entre los 30 y 40 metros; el de los árboles grandes, que sobrepasan los 15 metros; el de los medianos, integrado por árboles jóvenes que aún están en desarrollo.

Entre los estratos de vegetación más baja figuran el arbustivo, integrado por arbustos, enredaderas y helechos arborescentes, y el estrato herbáceo, conformado por aquellos vegetales que están al ras del suelo.

La biodiversidad de Misiones es muy variada. Los elementos que integran los cientos de ecosistemas se complementan entre sí y se constituyen en el sustento de todo lo que está vivo en la tierra colorada, mamíferos, insectos, aves, reptiles y toda la vegetación. Son el sustento también del agua, que nace sana y cristalina en el medio del monte.

Preservar... la vida

Preservar el monte será preservar la vida y toda posibilidad de desarrollo de esta provincia que en sí misma representa apenas el 0,8 por ciento de la superficie total de país y está unida al resto de la Argentina sólo por el 20 por ciento de su superficie (el 80 por ciento restante son límites internacionales).

La mayoría de las propiedades que celosamente guarda la selva misionera no fueron descubiertas todavía. Se cree que es un gran reservorio para áreas de importancia tales como la salud, la alimentación y hasta la industria textil.

Mientras tanto, todo ese conjunto de paisajes, historia, flora y fauna, de biodiversidad, está a disposición de todo el planeta.

Kaaguy Porá, el “monte lindo” guaraní

Kaaguy Porá, el “monte lindo” guaraní

Los ojos del extranjero se sienten interpelados por esta extraña mixtura entre lo salvaje y lo civilizado, lo ancestral y lo moderno. La aldea Kaaguy-Porá, que en lengua nativa significa “monte lindo”, está ubicada a las afueras de la localidad de Andresito, en la provincia argentina de Misiones.

Santo Domingo, República Dominicana (EFE). La aldea Kaaguy-Porá, que en lengua nativa significa “monte lindo”, está ubicada a las afueras de la localidad de Andresito (1.400 kilómetros al noreste de Buenos Aires).

En el extremo noreste de Argentina, a pocos kilómetros de la frontera con Brasil y enclavada en plena selva, una pequeña aldea de mbyá aborígenes guaraníes abre sus puertas para mostrar su forma de vida. Una experiencia que interpela a los visitantes sobre los alcances del encuentro entre culturas.

A una hora y media de las Cataratas de Iguazú, uno de los principales atractivos turísticos de Argentina, una comunidad de aborígenes guaraníes recibe a viajeros curiosos que buscan acercarse a un modo de vida completamente distinto, en pleno contacto con la naturaleza.

La aldea Kaaguy-Porá, que en lengua nativa significa “monte lindo”, está ubicada a las afueras de la localidad de Andresito (1.400 kilómetros al noreste de Buenos Aires), en la provincia de Misiones y a pasos del río Iguazú, que marca frontera con Brasil. El camino hasta la aldea adentra, paso a paso, a un mundo diferente.

Desde Andresito hay que recorrer unos 15 kilómetros de caminos ondulantes de tierra colorada que se bifurcan entre plantaciones de yerba mate y áreas selváticas.

Casas de troncos y cañas

Es mediodía y el sol candente del verano pega con dureza. Al pasar por un puente, la vista se detiene en un arroyo. Unos niños se bañan desnudos en las refrescantes aguas. El padre lava unas prendas sobre las rocas.

Ya cerca de la aldea, tres jóvenes mujeres guaraníes con sus pequeños hijos caminan por un angosto sendero a la vera de una plantación de yerba.

Inmediatamente, surge la pregunta: qué hacen por allí con este calor agobiante. “Estamos paseando”, responde tímidamente Lucía, quien junto a las otras jóvenes nos indica que estamos en el camino cierto. De hecho, pronto comenzamos a divisar las primeras casas de la aldea.

Aquí viven unas 180 personas, agrupadas en 28 familias. Sus casas están hechas con troncos de árboles y cañas, con techo a dos aguas cubierto de paja. En el interior, un ambiente único, el piso es de tierra.

Las primeras sensaciones del visitante deambulan entre la curiosidad y cierta culpa por perturbar la intimidad de los lugareños.

Pero los guaraníes, una vez vencida lo que parece ser cierta timidez inicial, dejan que uno mire y haga preguntas.

Lo que llama la atención son los elementos que no se espera encontrar allí. Tendidos de cables de energía eléctrica. Una moderna escuela pintada en colores pasteles. ¿Desarrollo o “contaminación” de un modo de vida milenario?

Al espiar en el interior de una de las casas, un televisor sobre el piso de tierra es uno de los pocos elementos que llenan el ambiente...

La vestimenta también llama la atención. Los antiguos guaraníes solían ir y venir por los estrechos senderos selváticos prácticamente desnudos. Pero casi todos aquí usan ropa “al estilo occidental”: vaqueros, camisetas y faldas.

Los ojos del extranjero se sienten interpelados por esta extraña mixtura entre lo salvaje y lo civilizado, lo ancestral y lo moderno, y recorren esa delgada línea que distingue la pobreza de una vida despojada y natural.

Viviendo de la artesanía

Al resguardo de la sombra que ofrece el alero de su casa, Ramón se ofrece a mostrar su trabajo: tallas de animales autóctonos realizadas con maderas de la zona. Entre las piezas destacan los yaguaretés -una especie de felino salvaje- que colorea con pigmentos naturales.

“Los vendo a 20 pesos (6,5 dólares). Pero si los vendo a los turistas en el Parque Iguazú, los cobro 50 pesos (16 dólares)”, confiesa Ramón.

Casi todos aquí viven de la artesanía. El Parque Nacional Iguazú, que a unos 60 kilómetros al oeste de la aldea atesora a las imponentes Cataratas del mismo nombre, ofrece a los guaraníes un lugar para vender sus tallas, collares con semillas y cestos de fibras vegetales al millón de turistas que cada año visitan ese lugar. La comunidad Kaaguy-Porá fue creada en 1987. Cubre una superficie de 170 hectáreas y sus habitantes tienen desde 1994 los títulos legales de propiedad de la tierra. Gran parte del área es de selva paranaense, uno de los ecosistemas de mayor biodiversidad de Argentina.

De hecho, la etnia de los mbya guaraníes fue durante varios siglos dueña y señora de vastas extensiones de selva de lo que hoy es el sur de Brasil, Paraguay y el noreste de Argentina. Desde el siglo XVI, el “hombre blanco” les fue acorralando y actualmente, en la provincia de Misiones, sobreviven unos 5.000 dispersos en 76 comunidades. Con todo, mantienen ese apego por la selva, que es fuente de alimentos y de remedios naturales. En Kaaguy-Porá los animales salvajes, como los monos caí y los tucanes, deambulan por la aldea como un habitante más.

Siguiendo el recorrido por la comunidad, se asciende por una loma, atravesando maizales. En la cima está el templo y a un costado las ruinas de otro.

“Cada templo dura unos quince años. Esperamos que se venga abajo para construir uno nuevo, pero lo que queda del viejo seguirá allí hasta que desaparezca”, explica Marcelo, de 26 años, cuyo nombre guaraní -que no suele revelar a los extraños- es Kuarahy, “el sol”. El templo, que por fuera luce como una casa más pero es de mayores dimensiones, es el único sitio donde no nos dejan ingresar. Ni siquiera mirar.

Marcelo abre la pequeña puerta del recinto sagrado con sigilo, para que no echemos ni un vistazo al interior, y saca unos cuantos instrumentos musicales. Toma una guitarra de cinco cuerdas y da a su mujer un takuapú, instrumento hecho con caña que produce un sonido profundo al percutirlo contra el suelo.

Los guaraníes respetuosos de los mayores

Junto a sus hijos interpreta una canción en lengua guaraní. Las voces son dulces y la melodía transmite una alegre serenidad.

Marcelo explica que es un canto a Ñamandú, “el principio” o “el sol de la mañana”, divinidad a la que cada noche todos cantan en el templo para consultarle sobre los pasos que darán en el nuevo día.

El dialecto que utilizan es diferente al guaraní que actualmente hablan unas cinco millones de personas en Paraguay, el sur de Brasil y el noreste de Argentina.

El grupo vuelve a cantar. Marcelo se encarga nuevamente de traducir: “Cristo nació, sufrió un poco y murió en la cruz por nosotros”... El auditorio se queda sin comentarios.

El templo es también lugar para los bautismos y las curaciones. Un sacerdote anciano o pa’i preside los ritos.

De pies descalzos, Aldana, una de las hijas de Marcelo, corretea libremente por el lugar. Su padre dice con orgullo que la niña comenzará pronto a educarse en la escuela bilingüe del lugar. Claro que hay ciertas enseñanzas que sólo pasan de padres a hijos. “Mi abuelo me llevaba al monte y me enseñaba cuáles eran los yuyos (hierbas) para curar”, relata Marcelo con cierta nostalgia.

Este respeto por los mayores es también la base de la organización social de cada comunidad, liderada por un cacique y un consejo de ancianos.

Los habitantes de Kaaguy-Porá pertenecen a la parcialidad mbyá, que nunca se dejó dominar por los conquistadores europeos ni aceptó ser parte de las reducciones creadas por los jesuitas en esta región en los siglos XVII y XVIII, pero sí mantuvo un comercio esporádico con las misiones, lo que implicó la adopción de algunas pautas culturales ajenas, como conceptos propios del cristianismo, instrumentos musicales y una incipiente tradición hortícola.

Acorralados por la destrucción de la selva y obligados a adoptar una nacionalidad, los guaraníes tienen hoy una mayor interacción con los “blancos”, pero en general siguen a merced de cierta incomprensión. Visitarles e interesarse por su modo de vida puede ser un paso inicial para superar esa marginación.

Los gay descorren el telón

Los gay descorren el telón

A pesar de la discriminación y los miedos, algunos empiezan a blanquear su situación frente a los amigos y la familia y con ello logran distenderse. Las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo son una realidad. En Misiones se animan a exponerse más que en otros tiempos. Hoy forman parte de la sociedad visible y van logrando convivir en armonía con el resto, venciendo a los prejuicios que se mantienen vigentes.

 

Posadas. Gay significa divertido y así es como se definen los chicos que gustan... de otros chicos, aunque para muchos, todavía, hay algunos puntos, como la discriminación, que no les permite que la vida sea totalmente color de rosas.

Distendidos, jocosos y bien dispuestos, hablaron con Domingos de Revista para contar la experiencia de "ser gay en Misiones, sin morir en el intento". Ahí están, a la vista de todos, tan presentes y tan expuestos que hasta pasan desapercibidos. Son profesionales, estudiantes, trabajadores, desocupados. No pertenecen a una clase social en particular ni conforman comunidades aunque, claro está, el signo de pertenencia es fuerte y por lo tanto, los grupos primarios de amistades se arman entre pares.

Se toman en sorna la terminología popular que los define. "Somos todo eso y mucho más -desafían-. Mientras los prejuiciosos cargan de significados peyorativos a las palabras, nosotros las utilizamos con la acepción que pretende definir algo: si, somos putos, y eso no tiene nada de malo ni nos molesta que nos definan por ello". De todas maneras, la jerga que manejan está cargada de resignificaciones: desde "tener onda" para decir que son gay, u otras definiciones con un toque de humor, como "locas" para autodefinirse, o "portar plumas", para referirse a los que son evidentes o afeminados, en este caso, haciendo propio un ícono del mundo de las vedettes.

Se estima que entre el diez y el once por ciento de la población mundial es homosexual o bisexual y los mismos porcentajes se proyectan a regiones o ciudades, aunque no todos asumen y mucho menos hacen pública su condición, ya que porcentajes muy bajos de estas cantidades son los que "salen del placard" y viven "en libertad".

En Misiones en general y en Posadas en particular, los gay empiezan a destaparse tímidamente, más allá de casos muy particulares donde hacen una vida pública sin ningún tipo de tapujos. De todas maneras, la discriminación por un lado y el miedo al rechazo, por otro, todavía no les permite, a la mayoría, una vida totalmente abierta. En este sentido aclaran que vivir de frente a su condición "no significa salir a mariconear, o hacer ostentación" de su condición sino, solamente, "no tener que vivir ocultando un estilo de vida como si fuera un pecado". Ser gay es una condición, "que te toca o que elegís y por lo tanto, merece tanto respeto como cualquier estilo de vida que no provoque daños a nadie".

Divertidos y chicaneros, son capaces de reirse de ellos mismos para demostrar que es un tema superado, a pesar de los recaudos que toman para preservar su identidad: "¿No vas a poner los nombres en la nota, no? Mirá que nos desheredan o ya veo, el lunes en el laburo, a mi jefe diciendo: "¡viste, yo te dije que este era maraca! (risas)".

Los gay son una fracción de la sociedad y por lo tanto, existe gente de todo tipo. No están de acuerdo en que se los califique de tal o cual manera por la condición sexual: "no somos más o menos inteligentes, no nos producimos y no hacemos culto del físico más que lo que puede hacer cualquier otro varón; en realidad esos son mitos. Pero hay de todo, quizás siempre se relaciona a un gay con ser detallista o porque se mata en el gimnasio, pero también hay chicos héteros que hacen lo mismo pero es como todo, para ellos siempre está todo bien, nadie los pone bajo la lupa, pero cualquier cosa que haga uno de nosotros se transforma en un ícono gay".

Es así. Existen íconos gay (nada es absoluto) que se fusionan con las costumbres generales: las remeras ajustadas, o sin mangas, por lo general de color negra; determinadas marcas de ropa; zandalias negras de cuero, mochilas cruzadas de neopren, entre otros tantos, que terminan siendo una moda para todos los varones. La moda gay, sobre todo en vestimenta, es totalmente dinámica y por lo general, marca tendencias que en poco tiempo se popularizan.

"No, no tenemos lugares y si hubiera, pocos irían". Una ciudad como Posadas no tiene lugares públicos para gay, salvo un par de pubs que si bien son para todo el mundo, son frecuentados por los grupos más desprejuiciados, aunque sin ostentaciones. Corrientes, por citar un ejemplo, tiene dos boliches para gay a los que también van parejas héteros y donde la convivencia es óptima.

En definitiva, cuando superan la instancia de los prejuicios o los miedos, aseguran que la vida que llevan es divertida, sobre todo a partir de situaciones que deben pilotear. Hay una gran mayoría que vive en forma normal, tan expuestos y tan relajados, que al final, pasan desapercibidos y logran lo que tanto anhelan: ser uno más, siendo diferente.

 

 

 

"Tapados", pero no tanto

 

Los gay de hoy viven más sueltos en Posadas. Aseguran que hubo una apertura muy importante en los últimos tiempos y que las generaciones que vienen tienen cada vez menos resistencia social y familiar. "Hoy en día hay más gente a la que no le importa tu condición y se puede convivir con total libertad, siempre y cuando vos mismo estés dispuesto a superar tus propios prejuicios; pero todo es parte de un proceso que empieza, primero, por asumir vos tu condición para que después el resto te pueda aceptar", coinciden las voces.

Dicen, en la mayoría de los casos, que la primera aceptación se da en el grupo de amigos, después en el plano familiar y finalmente, en el ámbito laboral. De los casos consultados para esta nota, unas quince personas de entre 20 y 40 años de edad que hablaron siempre tanto de experiencias propias como de sus conocidos, aseguraron que no esconden su situación, pero tampoco salen a hablar de ella. "El que quiere entender, entiende. No es muy difícil porque más allá de aquellos que son evidentes, el resto no tenemos novia, no nos casamos (o son separados) y siempre tenemos "un amigo" muy cercano y bueno..., la gente no es tonta, aunque muchas veces no digan nada".

Para seguir el hilo de la nota, es interesante conocer algunos detalles: nada es absoluto y las explicaciones sólo apuntan a poner el marco de referencia: dicen, con o sin sustento científico, que homosexual es aquel que "padece" su situación, que no la acepta, que reniega de ella, en contraposición con el gay que no sólo la asume sino que vive como tal, y la disfruta. En ninguno de los casos se habla de travestis ni de transexuales, como tampoco de aquellos que siendo varones, se sienten mujeres, o a la inversa. Se habla en esta nota de los gay, entendiendo que no reniegan de su sexo, que les gusta ser lo que son ("soy hombre, me gusta ser hombre pero me gustan los hombres") y que se sienten atraídos por sus pares, más allá de que les resulte facil o difícil asumir esa situación.

De todas maneras hay dos posiciones muy marcadas, diferentes, entre los gay de Misiones, con un tono gris intermedio: los que tienen terror de que se conozca su situación, los que no les importa nada y los terceros, que si bien no exponen en forma explícita sus preferencias, aseguran que tampoco la ocultan.

Los primeros son los "tapados". Por lo general se reprimen o viven su vida sexual fuera de sus ámbitos cotidianos. Preservan a ultranza su vida privada y hasta pueden casarse o tener novias para cumplir con el mandato social y no alertar a su entorno. Los otros dicen que están jugados, que les importa poco o nada lo que pueda decir la gente y que viven de la manera en que mejor les parece. Los terceros, quizás sean mayoría, aceptan las reglas sociales como tales pero hacen la suya, sin provocaciones y ponen los límites: "no tenemos necesidad de andar diciendo qué nos gusta, pero tampoco ocultarlo como si fuera un secreto". En ese caso, el entorno inmediato casi siempre conoce la situación, ya sean amigos, familiares o compañeros de trabajo. Respetan las reglas de juego pero no permiten que les falten el respeto a su elección de vida.

 

 

La discriminación y el entorno

 

Si bien admiten que en los últimos tiempos existe una apertura mucho mayor de la sociedad hacia los gay, sobre todo en las ciudades grandes y progresistas, aseguran que la discriminación todavía existe y que en algunos casos, hace mucho daño.

Los jóvenes son los más abiertos y cuanto más alto es el nivel cultural de las personas, menos discriminación existe. "No hay que perder de vista, de todas maneras, un detalle importante: es más fácil ser gay en Buenos Aires que en Misiones; como tampoco es lo mismo ser gay en Posadas que en una ciudad del interior porque cuando más chico es el lugar, la presión que existe es mayor, porque todos se conocen y quizás lo único que rescatan es tu condición sexual, desde una visión negativa, y no tu condición humana, a pesar que tienen muchos elementos cercanos para reconocerte otras cualidades y no agarrarse de tus preferencias para destruirte, porque ellos decidieron que lo que vos hacés está mal. Este es todo un tema pero bueno..., creo que pasa por cada uno y puede estar demostrando los propios miedos del que discrimina, su gran inseguridad".

Pero también admiten que ellos mismos, como grupo, muchas veces son los responsables del rechazo: "están los escandalosos que no saben respetar, que están dando espectáculos por todos lados y eso genera reacciones, a mucha gente le molesta; a nosotros, que somos gay, nos molesta porque desgraciadamente sólo eso rescatará el resto y es la única imagen que algunos desparraman en representación de todos. Quizás la gente no sepa o no quiera saber que todos los gay no somos así y se quedan con esa imagen".

Otros, en cambio, tienen tanto miedo a la discriminación que llegan a vivir sólo para las apariencias. "En realidad es todo una gran hipocresía; tenemos que mentir, esconder nuestra vida; podemos ser tan hipócrita como el hétero que se casa y tiene mujeres por todos lados, pero en ese caso la sociedad lo premia, por machazo; ese si es un banana pero a nosotros siempre nos califican con sentido peyorativo".

 

Temor al rechazo

El mayor temor, para los que esconden su vida, pasa siempre por el rechazo. Algunos temen perder sus trabajos y otros, no insertarse en los ámbitos comunes, justamente por la discriminación que sienten. Los que superaron los miedos aseguran que se dedican a disfrutar lo que les pasa. "Con esta historia no le jodemos a nadie; hacemos la nuestra, estamos integrados pero a otros les resulta difícil vivir como gay; muchos de nosotros logramos el respeto como seres humanos y creo que la gente está entendiendo que esto es una cuestión de gustos o de sentimientos y eso, no resiste ningún análisis; de todas maneras quedan muchos que piensan que esto es una perversión, pero ya no es un problema nuestro sino del que piensa así".

Con el paso de los años, los gay se relajan. Durante la adolescencia, cuando descubren su situación, casi todos piensan que son los únicos, que están solos y tratan de esconderse, sobre todo porque temen ser rechazados. Algunos primero "blanquean" su situación entre los amigos y otros, en la familia. Para esto no hay reglas. La gran mayoría admite que los miedos son mayores al principio pero con el tiempo  "te distendés". Contarle a la familia es el paso más difícil, pero dicen que al final, todos entienden.

"Tus viejos son tus viejos, y aunque no les digas nada, ellos saben, aunque muchas veces no quieran admitirlo. Si vas de frente, si agarrás coraje y le contás, siempre que sea una necesidad, lo más probable es que al principio se resistan pero al final entienden que no se trata de nada raro y te bancan, te dan la contención que necesitás, están con vos". De todas maneras no siempre pasa esto, aunque las excepciones son las menos de las veces.

Hay casos en que algunos tomaron distancia de sus familias porque no se animaron a hablar o porque el rechazo fue muy fuerte. "Tu viejo tiene que entender que es algo que te pasa o que elegiste, que no vas a cambiar, ¡que no te vas a curar! (risas), que esa será tu vida y que así serás feliz y les guste o no les guste, es así. Cuando hablás, casi siempre primero viene el escándalo familiar porque el nene es gay pero al final lo entienden; los que se vuelven locos son aquellos que viven de apariencias".

 

"Blanquear te alivia"

Pero lo cierto es que cuando "el rarito" blanquea su situación, siente alivio. Dicen que los amigos son los que mejor entienden, aunque no siempre compartan. "Los que se borran cuando le contás, no son amigos, pero se dan muy pocos casos".

Y en el trabajo pasa algo similar. "Por lo general no preguntan, pero como siempre aparecés a los asados o a las reuniones de fin de año con "tu amigo", creo que se acostumbran y si un día vas solo, enseguida te preguntan: "ché, ¿y fulano por qué no vino?" Es una forma de aceptarte sin pedirte explicaciones porque en el fondo están sabiendo. Claro, vos tenés que bancarte que siempre que se hable de los gay sea en forma despectiva, pero esas son las reglas de juego, así funciona el mundo".

Para las mujeres es más fácil porque pasan más desapercibidas, aunque esto no quiere decir que estén excentas de las presiones o las mismas reacciones que sufren los varones. A pocos les llama la atención que dos mujeres vivan juntas, cuando conforman una pareja, y pueden hacer el papel de dos amigas que sólo comparten un hogar.

 

 

Una historia de esas...

 

Marcelo (34 años) y Alejandro (32) viven juntos desde hace cuatro años; ambos son casados y separados y cada uno tiene un hijo, varón, fruto de sus matrimonios. Se conocieron en un chat y después de muchas idas y venidas, decidieron probar como pareja.

Aseguran que tomaron coraje y blanquearon su situación frente a sus familias. El padre de Marcelo reaccionó mal y desde entonces no le habla; su madre y los padres de Alejandro no sólo aceptaron la situación sino que aseguran que están de acuerdo, "porque los chicos se quieren y están bien".

Sólo unos pocos amigos conocen esta relación que por otra parte es secreta en los entornos laborales de ambos. Marcelo siempre supo que le atraían los de su mismo sexo pero sin embargo, como eran otras épocas, se casó a los 20 años pensando que eran cosas de la adolescencia que pasarían con el tiempo. Alejandro lo supo de manera más tímida, asegura, porque nunca se permitió pensarlo y descartó de plano, desde chico, la posibilidad de estar con un hombre. Sus matrimonios fracasaron por causas externas y ambos, en coincidencia, recién después decidieron dar riendas sueltas a sus sentimientos.

Se comunicaron por chat y por teléfono durante cinco meses (hace cuatro años) sin conocerse las caras; un día decidieron dar el paso anhelado y con todos los miedos de por medio, concertaron una cita. Desde entonces están juntos.

El hijo de Marcelo tiene trece años y el de Alejandro, siete. Marcelo ya blanqueó también la historia con su ex mujer, como un paso previo para hablar con su hijo. "Esto no será fácil pero es inevitable; tengo que contarle a mi hijo cual es mi situación y para eso necesito la ayuda de la madre, porque vive con ella, para que lo pueda contener". Están asistidos por un psicólogo, no por ellos, dicen, sino porque necesitan que los orienten para hablar primero con el adolescente.

La relación del hijo de Marcelo y Alejandro es muy buena, tanto como la del hijo de Alejandro con Marcelo. Para ambos, sus padres sólo son amigos. Los adultos de esta historia, están abocados a blanquear su situación frente a los menores pero todavía no saben cómo hacerlo. Más allá de esto, aseguran que son felices y que pudieron encontrarse con ellos mismos al asumir sus condiciones sexuales, de la que no reniegan.

Pero hay un dato curioso: a ninguno le gustaría que su hijo fuera gay, "pero sólo por una cosa: porque se sufre, y no me gustaría que mi hijo sufra".

Avanza el HIV en las cárceles de Misiones

Avanza el HIV en las cárceles de Misiones

Posadas. "No somos nenes de pecho, pero somos seres humanos. Estamos pagando con nuestra salud, además de la pena que nos impuso la justicia, porque la atención médica es deficiente para todos, y más para los que padecemos de HIV. Estamos mal alimentados, mal tratados, sin medicación y sin tratamiento. No sabemos si vamos a salir con vida de acá", denunciaron a El Territorio los internos del penal de Loreto.

El virus de inmuno deficiencia humano (VIH) dentro del sistema penitenciario se transformó en una segunda pena a cumplir, en este caso, sobre la salud de los internos. Poca información en general, desconocimiento de las formas de transmisión y de la manera de prevenir el contagio del virus, que provoca la enfermedad del sida, es la mejor vía de propagación que encuentra este flagelo en cárceles superpobladas y sin condiciones de frenar ni de tratar el problema.

Si bien existen diez portadores de VIH confirmados en Loreto, un estudio extra oficial al que tuvo acceso El Territorio, a través de una investigación periodística y corroborada por una fuente de Salud Pública que pidió no ser identificada, los casos serían muchos más de los que admiten las cifras oficiales.

En ese contexto, los propios internos también confirmaron que hace cerca de cuatro meses, se les practicaron los exámenes de VIH a 70 internos voluntarios pero estos aún no recibieron los resultados. La Ley Nacional de Sida (23798) establece que los infectados deben ser los primeros en conocer su situación, y que su identidad no debe ser revelada para evitar casos de discriminación. La misma reglamentación estipula que la notificación de casos de enfermos de sida deberá ser practicada dentro de las 48 horas de confirmado el diagnóstico. Pero a cuatros meses de estos exámenes, sólo cuatro internos, de los 70, tuvieron acceso a esta información.

En la visita al penal de Loreto se conocieron algunos detalles: el trabajo estuvo a cargo del Programa Provincial de Sida, cuyos responsables brindaron una charla sobre cómo prevenir contagios, también se supo el nombre de quien tomó las muestras de sangre. Cuando este diario consultó a esa persona sobre este tema, se limitó a confirmar que sacó las muestras pero que no tuvo acceso a los resultados, además de aclarar que los únicos que pueden brindar esos datos son los responsables del Programa Provincial del Sida y del Ministerio de Gobierno.

"No pueden atendernos"

En Loreto, los internos con VIH aseguran que están "desprotegidos y condenados a muerte" porque no todos reciben los medicamentos, les retacean la atención médica, y las condiciones de limpieza y la alimentación son pésimas. "Fijate hasta qué punto juegan con la gente: vinieron hace cuatro meses a hacer los test a 70 voluntarios, pero no entregan los resultados; sólo entregaron algunos y de a poco, pero el resto estamos desesperados porque no sabemos en qué condición estamos. Por nuestros familiares nos enteramos que en la radio dijeron que de los 70, hay 50 infectados, pero no sabemos quiénes somos. El Gobierno está cuidando estos datos porque si ni siquiera pueden atender a los ocho que están confirmado desde hace tiempo, menos van a poder dar atención y contención al resto, porque no están en condiciones de hacerlo", enfatizaron los internos de Loreto.

En ese mismo contexto, se mostraron molestos porque el gobierno difundió el lunes 2 de diciembre que existen trece casos confirmados en Loreto sobre los 272 internos. "Eso es mentira, porque sólo hubo 70 voluntarios sobre los que se hicieron las muestras. Nadie conoce la situación del resto, ni siquiera se conoce el resultado de la mayoría de los 70, por la sencilla razón de que no entregaron los resultados. Cómo pueden entonces afirmar que de 272, sólo trece tienen HIV. Primero dijeron que había 50 infectados y después se tiraron atrás".

El disparador

El Territorio comenzó esta investigación a partir de un dato que es vox populi en los pasillos de la Facultad de Ciencias Exáctas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones. Los datos recabados fueron corroborados por una fuente confiable del Ministerio de Salud Pública que pidó la reserva de su nombre. Se pudo saber que el Programa Provincial de Sida y personal de la Facultad de Bioquímica hicieron el relevamiento sobre VIH en 70 internos voluntarios de Loreto. Una vez que tuvieron los primeros resultados por el método conocido como Elisa, los casos positivos superaron el 50 por ciento de la muestra, pero como pueden existir falsos positivos, se necesita la confirmación a través del método Western Blot (WB), que no tiene posibilidad de error. Pero esa confirmación no se realizó en tiempo y forma e, incluso, puede que todavía no se haya hecho sobre las muestras originales sino que derivó en nuevos estudios, con otros métodos, mientras ganaban tiempo para dar forma a un programa oficial "que facilite a los internos los mecanismos de prevención de enfermedades infecto contagiosas", como finalmente se anunció la semana pasada.

De ser reales, los primeros resultados que aún no habrían sido confirmados por el método de WB (y si fueron confirmados, no llegaron a los internos), deja al descubierto que las condiciones actuales de los penales favorecen la propagación del virus que causa el sida y lleva a los internos a cumplir una segunda pena, esta vez sobre la salud.

La fuente aseguró que el tema causó tanto revuelo interno que toda la estructura de Salud Pública está enterada del tema. Incluso, dijo, que el nuevo programa que pretenden poner en práctica en los penales es el trabajo de tesis de un alumno, que los responsables del Programa Provincial de Sida "tomaron sin autorización pero que accedieron a ese trabajo pidiéndole que sea voluntario en el programa y que después lo dejaron afuera". Justamente este dato, del que se habla en los pasillos de Exáctas, fue el disparador de esta investigación que derivó en la situación de los internos con VIH de Loreto.

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Drogas de todo tipo

Un estudio, al que El Territorio tuvo acceso en forma confidencial, revela que el consumo de todo tipo de drogas es frecuente en el penal de Loreto. Pero al margen de esto, el equipo periodístico que ingresó al lugar confirmó esos datos con el testimonio de los propios internos.

El consumo de drogas (con intercambio de agujas), los tatuajes y las relaciones sexuales son vías de contagio del VIH si no se toman los recaudos. Un preso denunció a este diario que fue violado en el sector de máxima seguridad por otros cuatro internos y los pocos que admitieron que mantienen relaciones sexuales, dijeron que no utilizan protección.

La misma fuente que aseguró que se pretende minimizar la cantidad de casos de VIH, denunció, con pruebas en la mano, que sobre una muestra de 70 personas, el 47 por ciento admitió que consume drogas. Los estupefacientes más frecuentes dentro del penal son marihuana, cocaína, psicofármacos, LSD y éxtasis. También dijo que el 51 por ciento de los tatuados, se tatuó dentro de la cárcel y que el 63 por ciento de los que mantienen relaciones sexuales no utiliza preservativos.

"Mientras no se admita, más allá de lo legal, que el intercambio de agujas (por drogas o tatuajes) y las relaciones sexuales consentidas o por violación son frecuentes en los penales, poco se podrá hacer para frenar la propagación del sida. Los esfuerzos tienen que estar concentrados en atender a los enfermos, con la medicación y la alimentación correspondiente, pero también en educar a esta población para que sepan cómo cuidarse", aseguró la fuente. Pero también dijo que algunos infectados de VIH canjean su alimentación especial por pastillas.

La salud desprotegida

En el sector de los inimputables, un par de alojados admitió ante El Territorio que más allá de la medicación, que es necesaria y que no tienen, los psicofármacos les permite evadirse de la situación en que se encuentran. Reclamaron que alguien se ocupe de ellos, que algunos están ahí por problemas psicológicos y no por delitos, y otros, aunque estén condenados, aseguran que no deberían estar alojados en ese pabellón, en condiciones infrahumanas.

Los responsables del penal y los propios internos coinciden en que lo que más falta hace es comida, elementos de limpieza (jabón, dentífrico, lavandina, máquinas de afeitar) y medicamentos.

Las posturas contradictorias se producen cuando hablan de atención médica y psiquiátrica, calidad de la comida, buen trato del personal y condiciones dignas de vida. Para los penitenciarios esos aspectos son buenos y para los internos, son pésimos. "Si estás infectado, es mucho peor: si tenés sida directamente sos un gusano. El mejor ejemplo que tenemos para demostrar que nos dejan morir es nuestro compañero (Marcelo C.) internado en este momento en el hospital. Lo tuvieron tirado en una celda sin que lo viera el médico, por semanas; cuando no dio más, lo llevaron al Madariaga, y allá se está muriendo. Si atienden nuestra salud, que alguien nos explique porqué este muchacho está en esa situación. Hay dos chicos más, afectados de HIV, que no reciben la alimentación adecuada pero lo más grave, hace meses que no reciben los medicamentos sólo porque al médico se le ocurrió que no los va a atender", denunciaron.

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La carta de la esperanza

 

La carta que los presos con HUIV dirigieron al gobernador Carlos Rovira y cuya copia entregaron a la prensa.

 

Señor Gobernador ingeniero Rovira:

Nos dirigimos a usted los internos afectados por el virus de HIV (sida) alojados en la unidad I - Loreto- con el fin de que revea nuestra situación judicial y por conveniente nos otorgue una "excarcelación extraordinaria" por enfermedad, ya que la provincia se encuentra en emergencia económica y no puede afrontar gastos en cuanto a nuestra enfermedad se refiere.

El Servicio Penitenciario no cuenta con presupuesto acorde para alimentar a la población, mucho menos para enfermos de HIV que necesitan de una dieta especial.

Son dos las enfermedades terminales en el ser humano: HIV y cáncer. Teniendo en cuenta esto no tenemos la garantía de salir con vida de esta Unidad, al no tener la atención especial que esta enfermedad requiere: antivirales, controles periódicos, alimentación, higiene.

Sugerimos señor Gobernador que tenga en cuenta nuestra situación ya que se puede pagar la pena con "arresto domiciliario o con trabajos comunitarios", haciendo así prevalecer la vida del interno y no su deuda con la sociedad que de la manera en que estamos pagando es "pena de muerte", encubierta pero pena de muerte al fin. Quisiéramos revea esta situación y de un vuelco positivo.

Estamos en un estado desesperante. Un compañero nuestro (M.C.) se está muriendo en el hospital de Posadas, días atrás falleció una interna de la Unidad 5 (R.R.) de 19 años.

¿Cuántos muertos deberá haber para reconocer que la provincia no tiene medios para tratarlos?

Queremos una salida lógica: pagan nuestra deuda con la sociedad y vivir. Queremos que Dios ilumine sus pensamientos a la hora de tomar una decisión humana ya que este tema eso requiere.

Lo saludamos muy atentamente y agradecemos su atención.

Firman: Alejandro Morán, Marcelo Abramson, Fabián Garibotti, David Gamón, Sergio Benítez, Mariano Kartasián, Emigio Méndez y Adrián Ramírez.

(Nota publicada en 2003 por Raúl Puentes en El Territorio).

 

 

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La crisis repercutió en la alimentación, la salud y la higiene de los presos de Misiones

 

Loreto está superpoblado y algunos duermen en el piso. En Eldorado están cómodos pero se quejan de los malos tratos. No tienen lo necesario para la higiene personal ni de los edificios. Las partidas para funcionamiento se redujeron a niveles muy bajos. Reclaman la atención de los jueces y el Gobierno.

 

Loreto y Eldorado. Los internos de los penales reclaman mejores condiciones de vida, sobre todo en aspectos relacionados con la salud, la higiene, la alimentación y el trato personal.

Aseguran que los castigos y las presiones que sufren de parte de los guardias son frecuentes y que exceden al mal comportamiento que pueden tener algunos de ellos, ya que se aplican con rigor cuando hacen algún tipo de reclamo.

Los responsables de los penales de Loreto y Eldorado admitieron que la comida bajó en calidad pero no en cantidad, que carecen de los elementos suficientes de higiene y limpieza, y que hacen falta medicamentos, pero negaron que los internos sean víctimas de malos tratos.

El Territorio recorrió ambos penales como parte de una investigación periodística sobre la cantidad de infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa la enfermedad del sida. La nota, que se publicó en la edición de ayer, da cuenta que serían muchos más los afectados en el penal de Loreto de los que admiten las estadísticas oficiales, según un informe extra oficial al que tuvo acceso este diario por una fuente digna de crédito de Salud Pública, que pidió la reserva de su nombre, además de dejar al desnudo que se desconoce por completo la cantidad de afectados en la población carcelaria en general. De todas maneras hay que recordar que los análisis de VIH son voluntarios y no compulsivos.

 

Coincidencias y diferencias

La gran mayoría de los internos de los penales están condenados por delitos cometidos contra la sociedad; el resto está procesado o son inimputables. Las cárceles tienen tres sectores donde alojan a los presos: el pabellón central, donde están los internos en general; el de seguridad y disciplina (la mayoría son inimputables), que alberga a los que tienen que estar aislados por seguridad, enfermedad o indisciplina; y el sector abierto, donde están bajo el régimen de autodisciplina.

Las diferencias entre los penales son notorias aunque en general, las condiciones edilicias de ambos son buenas: el de Loreto tiene cerca de una década y el de Eldorado, menos de dos meses. En Loreto están hacinados, superpoblados, duermen en el piso o en pedazos de colchones. Los baños están sucios, con costra. En Eldorado, como el edificio es nuevo, está en perfectas condiciones y con espacio de sobra, aunque la perforación de agua no da abasto para cubrir las necesidades. Están haciendo una nueva perforación y mientras tanto, tienen agua sólo unas pocas horas por día.

En los dos penales necesitan elementos de higiene, para los internos, y de limpieza, para los edificios: escasea jabón, papel higiénico, dentífrico, lavandina y máquinas de afeitar. Ambos tienen huertas y producen parte de los alimentos que consumen, pero los internos se quejan de la calidad y la cantidad de comida que reciben. Dicen que la mayoría bajó entre 10 y 20 kilos de peso en los últimos meses.

 

 

Hay más internos en Loreto de lo que soporta el penal

 

El alcaide principal de la Unidad Penal I de Loreto, Ramón Moyano dijo a El Territorio que tratan de mantener ocupados a los internos con distintas actividades. En la carpintería trabajan unas diez personas que realizan trabajos para ellos y para afuera, que se canjean por medicamentos, ropa o alimentos.

Producen todo tipo de verduras; huevos y carne de gallinas, y cerdos. Plantaron frutas para consumo interno que estarán produciendo en dos años y ahora están abocados a la construcción de paneles de avejas para producir miel.

Aún así, Moyano admitió que la alimentación no es la adecuada, "como hace un par de años, porque ahora bajó en calidad pero no en cantidad. Comen locro, poroto, sopa de arvejas, lentejas, arroz y fideo. Los enfermos de HIV tienen una dieta especial a base de pollo hervido, verduras y arroz blanco. Antes, el desayuno era matecocido con leche pero ahora, la leche es sólo para los afectados de HIV".

Según el alcaide, el plantel del penal está compuesto por médico, psicólogo, odontólogo, enfermeros, psiquiatra y un capellán. Sin embargo, los internos se quejan de la falta de atención del médico y del psicólogo, además de la carencia de medicamentos tanto para las patologías comunes como para los que tienen problemas piscológicos o de VIH.

"Algunos medicamentos conseguimos, pero no así aquellos que son especiales para los inimputables; con ellos no damos abasto", dijo Moyano.

 

Menos comida

La crisis nacional se siente con fuerza dentro del penal. Si bien las cárceles nunca brindaron condiciones óptimas, la situación económica actual produjo mayores necesidades: Loreto recibió este año sólo 3700 pesos para funcionamiento, sobre los 35 mil pesos que recibió el año pasado.

Para graficar la merma que produjo la crisis, se mencionan algunas reducciones: los 272 internos consumieron desde enero a noviembre de este año respecto del año pasado, 6400 kilos de carne de pollo sobre once mil kilos; 1300 kilos de carne molida sobre 1700 kilos; 3750 kilos de fideos sobre 6300 kilos; 260 litros de lavandina sobre mil litros; y para los móviles, mil litros de gasoil sobre 10.700 litros del año pasado.

 

"Que alguien se ocupe"

A pesar que el penal de Loreto está superpoblado, son varios los que no deberían estar alojados en ese lugar sino en hospitales psiquiátricos, otros que ya pagaron sus penas (y que reclaman que los jueces se ocupen de sus casos) y los menos, abandonados por sus familias, que con sólo presentarse y hacer la gestión correspondiente, podrían retirarlos.

Un interno, incluso, asegura ser un testigo protegido, de identidad reservada, por la causa del atentado a la AMIA que debería estar en una cárcel federal pero está alojado entre los presos comunes. Y dijo que a pesar de sus constantes reclamos, nadie se ocupa de él.

Demandan también urgentes traslados para quienes necesitan tratamiento médico o psiquiátrico, que se tengan en cuenta las denuncias por violaciones y apremios ilegales dentro del penal, arresto domiciliario y tareas comunitarias para los que pueden acceder a esos beneficios, y sobre todo, en lo qué más insistieron, que los jueces se ocupen de sus causas y que el Gobernador se interiorice sobre la situación en la que están los internos.

Dicen que quieren pagar la deuda que tienen con la sociedad pero reclaman un trato humanitario. 

 

 

En Eldorado se quejan por los fuertes castigos

 

Algunos internos del Complejo Penitenciario Eldorado también reclaman que los jueces se ocupen de sus casos, sobre todo de aquellos que ya cumplieron su condena y que aún están detenidos. Las carencias de alimentación, medicamentos y elementos de higiene personal y de limpieza son similares a las del penal de Loreto.

Los presos del penal de Eldorado coincidieron en que están cómodos en cuanto a las instalaciones, pero la queja de todos se centró en un mismo sentido: las golpizas y los castigos de todo tipo a los que son expuestos, no sólo aquellos que de por si tienen una actitud violenta o provocadora, sino también aquellos que se quejan por la comida, o reclaman por los pocos derechos que les corresponden. La mayoría aseguró que los castigos existen y otros, casi como una contradicción, dijeron que no querían hablar "por miedo a las represalias".

De todas maneras, tanto el director del penal, Ramón Morínigo, como algunos guardias aseguraron que esa situación no es real sino que forma parte del reclamo constante de los internos para lograr atención.

El penal tiene capacidad para 300 detenidos y su población actual es de 232 personas. Desde el Gobierno aseguraron, en ese sentido, que van a realizar traslados de Loreto a esta Unidad, y que además refaccionarán la vieja cárcel, que ahora está desocupada.

Algunos internos hacen talleres, trabajan en la panadería del lugar, donde producen lo que consumen, así como en las huertas o en otro sector donde producen carne de cerdo. Con la producción de mandioca, que reemplaza a la papa, ahorran cerca de 100 pesos por día.

 

Parte del sistema

"Sabés qué pasa..., de acá salimos resentidos; el sistema penitenciario, como está planteado, no sirve para nada; las cárceles son una escuela de delincuencia donde lejos de rehabilitarte, te cargan de resentimientos por el mal trato constante que recibimos. Algunos guardias son realmente muy humanitarios y buena gente, pero otros creen que las botas y el uniforme les da derecho a tratarte como a una basura; no todos los que están acá somos asesinos o violadores, la mayoría estamos por robo, no matamos a nadie, no le arruinamos la vida a un chico con una violación, pero para ellos somos todos la misma mierda", remató un interno después de más de media hora de escuchar el testimonio de sus compañeros.

En el sector de confianza y afianzamiento, donde están alojados los que tienen buena conducta o a punto de salir, "todo es mucho mejor, pero los que recién ingresan están mal; nosotros, acá, estamos bien, sobre todo ahora, que el edificio es nuevo. Pero igual falta medicamentos y elemenos de higiene".

 

Deudas por trabajos

Los internos pueden trabajar dentro del penal y reciben, por esas tareas, dos tipos de pecunio. Por un lado, a cargo de la provincia, por fagina, parquizado, trabajo en las huertas y por otro, a cargo del penal, por trabajos carcelarios, en talleres, cocina o panadería, por ejemplo. Por esos trabajos reciben 2,20 pesos por día, dinero que les permite solventar algunos gastos menores, pero reclaman que les deben desde hace años.

Desde la administración del penal admiten que están atrasados, por trabajos carcelarios, con los pecunios de parte de 1998, todo 1999, diez meses del año 2000 y todo el 2001 y 2002. Por los trabajos de fagina, deben de abril a diciembre de 1999; nueve meses del año 2000 y todo el 2001 y todo el 2002. Esto representa un promedio de 66 pesos por mes para los internos que trabajan. Para el Estado, la erogación promedio mensual es de 2000 pesos por trabajos carcelarios y 3200 por faginas.

"Qué bueno vivir para poder verlo"

"Qué bueno vivir para poder verlo"

Ernesto Sábato y la monja Ivonne Pierron buscaron, el 16 de junio de 2005, la forma en que podrían colaborar con los jóvenes. Se reunieron en un paraje misionero, un día de lluvia y de expectativas. Él vino para ayudarla y ella lo recibió con un “viejo testarudo, se vino nomás”.

 

Pueblo Presidente Illia, Misiones. A las 12.09 de un día de lluvia, Ernesto Sábato entró a un camino vecinal de Misiones, rojo, barroso, rodeado de plantas de té y pino Paraná, en el medio mismo de la provincia de Misiones. Detrás de cada trepada o frente a esos típicos bajadones de tierra entoscada, el maestro Sábato vio a decenas de alumnos caminado en medio de estas chacras, a la salida de la escuela y rumbo a sus casas ubicadas a tres, cinco, once kilómetros que se recorren indefectiblemente a pie.

Los niños saludaron a la caravana, casi por costumbre, mientras un hombre entusiasmado, con los ojos bien abiertos, desde atrás de un vidrio agitaba sus manos y mostraba su mejor sonrisa, emocionado.

A pocos kilómetros, una mujer enfundada en un guardapolvo de trabajo celeste esperaba la visita célebre y dedicaba, como siempre, un tiempo a los alumnos.

A pesar de la lluvia, había clima de algarabía y no era para menos: Ernesto Sábato estaba llegando y la monja Ivonne Pierron (la francesa que escapó de la muerte de la dictadura y dedicó más de 50 de sus 78 años a la causa social y a la defensa de los derechos humanos en la Argentina), lo esperaba.

Se saludaron con cariño y un abrazo fraternal cuando se vieron; ella le mostró con orgullo el Bachillerato Polivalente con Orientación Laboral 42 que lleva su nombre, Ivonne Pierrón, y él le dijo palabras en francés, que ella tradujo como "travesuras".

 

Dispuestos, sonrientes

Se prestaron a las fotos, se dejaron retratar juntos en infinidades de tomas sin perder la sonrisa y ubicándose como les indicaran. Sábato bromeó con su típica boina, caminó apoyado en Ivonne, leyó sin lentes las declaraciones de Huésped de Honor que le entregaron las municipalidades de Dos de Mayo y San Vicente y se dejó entrevistar, aunque su secretaria, Valeria González Fraga, respondió por él, porque le cuesta escuchar. La monjita se mantuvo a su lado y sostuvo su mano, todo el tiempo.

"Es muy importante esto, ¡qué lucha!", respondió el escritor cuando le preguntaron su opinión sobre la derogación –dos días antes de su visita a Pueblo Presidente Illia- de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, justo cuando se reúne con la hermana Pierrón, una luchadora de los derechos humanos y él, autor del libro “Nunca Más”, un informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Conadep), cuyo prólogo suscrito por Sábato, concluye: "Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que ‘Nunca Más’ en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado".

 

Vino a ayudar

“¿Por qué esta visita a Misiones, Ernesto?”, preguntó el periodista y Valeria, respondió: "Ernesto estaba en un día triste, inmerso en una melancolía y le propuse ir a la Boca, a ver una película sobre la hermana Ivonne, cuando la vio se llenó de ánimos; le dolía las rodillas pero subió los tres pisos y cuando salimos, me dijo: ‘como sea, quiero trabajar con ella y colaborar con lo que hace; la quiero visitar’. Le advertí que es un camino difícil pero no le importó; quiso venir de todas maneras y acá estamos".

Ernesto Sábato tiene una fundación que lleva su nombre, desde la que impulsan dos proyectos: Fogones y Memorias de América. El primero nació como un programa educativo cultural pero ante la crisis, también sostiene comedores. Memorias de América "busca rendir homenaje a distintas formas de vivir, como la que ustedes tienen. Por ello, tenemos que buscar de qué manera colaborar ya que por estatuto y por el tipo de ayuda que nos dan, necesitaríamos tener un lugar físico, aunque sea un ranchito… ", explicaba su secretaria cuando Sábato la interrumpió, en alusión a las flamantes instalaciones de la escuela, un enorme edificio: "No es tan malo esto che… no es un ranchito", corrigió y provocó una carcajada general.

Sábato hoy (en 2006) tiene 95 años pero su vitalidad sorprende. No perdió el buen humor y se prestó a todo lo que le propusieron, aunque en un momento reclamó comer. Los alumnos habían preparado un guiso de arroz, que sirvieron en una mesa modesta, atendida por la propia Ivonne. Ese retrato del maestro en una mesa austera volvió a movilizar a los periodistas y Sábato nuevamente se prestó a las fotos, sonriendo, soltando picardías y miradas que se posaban sobre un público improvisado, a quienes les guiñaba un ojo.

La intensa lluvia que afecta a toda la provincia amainó unas horas en Pueblo Illia y cuando la visita ilustre llegó, el sol asomó por más de dos horas.

 

La estadía en Misiones

La comitiva que acompañó a Sábato durmió en el albergue del Bachillerato Polivalente 42 de Pueblo Illia, junto a los 33 alumnos que residen en el lugar, supervisados por la hermana Ivonne.

Al día siguiente Sábato visitó las Cataratas del Iguazú y regresó a Posadas a descansar dos días antes de participar, el 20 de junio, en el acto del Día de la Bandera que en 2005 se realizó sobre la ruta provincial 2, en la costa del río Uruguay, en la base del histórico Peñón de Mbororé.


"Era tiempo de que esto salga"

Sencilla pero consecuente con un discurso que mantiene a lo largo de los años, la monja francesa que se ocupa de los alumnos de un bachillerato rural en medio de Misiones y que escapó de la muerte durante la dictadura militar, donde sus dos compañeras no corrieron igual suerte, dijo que "esperaba" la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que ahora deja abierto el camino para juzgar a represores del gobierno militar de 1976 a 1983.

"Qué bueno vivir para poder verlo, pero me parece que era tiempo de que esto salga, y no me extraña, porque tomar un país como éste y dejarlo como lo dejaron, es increíble: el año pasado (2004) en Francia aprendí cosas que no sabía de mi Argentina, y eso que yo soy política, me gusta la política, leo sobre política. Nuestro país es ejemplo de un país destruido con la corrupción, que ahora sale y lucha ante un fanatismo diabólico como el de los que tomaron este país. Si el pueblo, hoy, entiende y apoya este cambio, pienso que vamos a llegar a salir, pero si el pueblo, fanatizado y corrupto, no apoya esto, lo vamos a pagar mucho más caro", sentenció.

Ivonne Pierrón se concentra cuando habla de cuestiones políticas y cuando le preguntan sobre la suerte que corrió al salvar su vida, cuando apresaron y mataron a sus compañeras francesas, responde con seguridad: "No era mi tiempo, pero de verdad; yo creo que cada uno tiene su función y su misión; yo pienso que las dos otras hermanas estaban listas y santas y por eso cayeron; a mí me faltaba mucho…, yo no era como ellas, me faltaba aprender lo que era la entrega total y creo que no era mi tiempo, a mí me faltaba esto (y señala la obra imponente de la escuela donde vive); esto fue una lucha tremenda con la ayuda de Diosito para lograr esto, que hasta lo quemaron en un momento, y ahora miren lo que tenemos; yo tuve que vivir para hacer esto…".

"Acá -dice la monja- estoy practicando el derecho humano", en medio de la chacra, ayudando a jóvenes que saben a quien tienen como guía y en quien confían. La "monjita" o la "hermana Ivonne", como la llaman sus alumnos, es madre, guía, compañera, amiga, educadora y, como si fuera poco, luchadora.

Esa tarde de lluvia, después de una merecida siesta, conversó con el amigo Sábato, con quien acordó cómo seguirían trabajando para ayudar a los jóvenes, "porque son el futuro", según un hombre de 94 años y una mujer de 77, incansables.