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Revista Contexto

El Irízar , un orgullo nacional

El Irízar , un orgullo nacional

La misión principal de sus campañas antárticas es relevar al personal y abastecer las bases y estaciones argentinas en el continente blanco. Pero presta servicios solidarios a las demás bases. El barco se incendió en abril de 2007 y estará parado un par de años, en reparación.

Posadas. El rompehielos Almirante Irízar, uno de los buques más emblemáticos de la Argentina, fue convertido en un gran hospital durante la guerra de Malvinas (siete años después de su construcción -en 1975- en Finlandia), cuando permaneció en la zona de conflicto pintado por única vez en su historia de color blanco con la enorme cruz roja en sus partes visibles.

Por esa acción, el barco recibió la medalla por Operaciones de Combate por sus servicios durante la guerra de 1982 y desde entonces, goza de un prestigio internacional que crece cada año, ya que entre su misión antártica, una vez por año, visita las bases de los distintos países apostados en el continente blanco, donde oficia también de transporte gratuito de personas entre las bases de todas las naciones ahí representadas.

La misión principal de sus campañas antárticas es relevar al personal y abastecer las bases y estaciones argentinas en el continente blanco. Pero presta servicios solidarios a las demás bases.

Equipado como un hotel de cinco estrellas, su tripulación se apresta cada primavera para entrar durante el verano a la Antártida. En octubre de 2005, a poco más de un mes de la salida de este diario, un periodista de Línea Capital fue invitado por la Armada Argentina a navegar por alta mar, a bordo del Irízar, en sus tareas de alistamiento y prueba de máquinas, para ingresar luego a la Antártida, sobre fin de año.

La experiencia sobre el gigante color crema y naranja fue inolvidable. Una de las primeras tareas a bordo, de la que no quedó nadie sin participar, fueron los constantes simulacros de abandono por incendio o hundimiento, para estar preparados para un hecho tan fortuito pero probable como el que ocurrió durante la noche de este martes.

Por suerte el Irízar no se hundió. Hubiera sido una gran pérdida para la Argentina, no sólo porque hay un sólo barco más similar al Irízar en el mundo (sólo se construyeron dos), sino por el prestigio y las condecoraciones que pesan sobre la nave, la que volvió a adquirir fama internacional -después de Malvinas- cuando en julio de 2002 se adentró en la inmensidad de la Antártida para rescatar al "Magdalena Oldendorff", un barco alemán que quedó atrapado entre los hielos y si bien no logró sacarlo, debido a la gran diferencia de tamaños (el buque alemán, de dimensiones varias veces mayores, no pudo avanzar entre las capas de hielo que abrió el Irízar a su paso), al menos consiguió aprovisionar a los 16 alemanes que debieron esperar, desde julio hasta fin de año, para poder salir de entre los hielos que lo atraparon.

Fue el año que la imagen del rompehielos Irízar dio la vuelta al mundo, convertido en un orgullo nacional, mientras los ojos del mundo se posaban sobre la nave que llegó hasta el barco atrapado, como ilustran las fotos de esta nota.

"Nuestro barco" cuenta con un moderno equipamiento médico y un quirófano de alta complejidad que permite operaciones en alta mar y durante sus meses dentro de la Antártida. Nombrar sus otras particularidades, como que produce su propia agua potable y toda la energía que consume, sería abundar en detalles que seguramente serán publicados hoy en la gran mayoría de los medios argentinos.

A paso lento, el Irízar va partiendo capas de hielo de hasta un metro de espesor y por embestida, gigantes bloques de hasta seis metros, a los que embiste como una enorme maza que golpea en forma constante (tiene la capacidad de ir hacia adelante y hacia atrás con diferencia de pocos segundos) hasta que se abre paso entre los grandes bloques o se monta sobre ellos y los parte por el peso de la nave. Y el Irízar avanza.

El barco, ese enorme orgullo nacional tanto entre la Armada como en la población y que permanece gran parte del año atracado en Puerto Madero, en Buenos Aires, lleva el nombre de Julián Irízar, el comandante de la corbeta Uruguay que en 1903 rescató en la Antártida a una expedición científica sueca que se había perdido el año anterior.

Su interior es inmenso y cuenta con doce cubiertas (pisos), distribuidos a lo largo de sus 121 metros de largo (de eslora, según la jerga marina) por poco más de 25 de ancho (de manga, corregiría un hombre de la Armada).

La altura del barco, desde la línea de flotación, es decir, lo que se puede ver sobre el agua, es de unos 42 metros y su velocidad máxima, de 17,2 nudos.

Este gigante anaranjado, que hoy será remolcado hacia la costa argentina, posee una cubierta de aterrizaje de helicópteros en la parte posterior y dos hangares para el rey del mar, los helicópteros Sea-King. Y además, los mejores y más adiestrados hombres de la Armada Argentina que conforman su tripulación, preparados para cualquier contingencia, aunque sin esperar nunca la de la noche de este martes, cuando el rompehielos ARA Almirante Irízar volvió a convertirse en una noticia mundial.

 

Se incendió el rompehielos Almirante Irízar

Buenos Aires (Télam). El rompehielos "Almirante Irízar", buque emblemático de las campañas antárticas, se incendió en alta mar, a 140 millas al este de Puerto Madryn, Chubut, y fue evacuado por sus 296 tripulantes y pasajeros sin que se produjeran víctimas.

"El siniestro se inició a las 22 horas del martes 10 de abril de 2007, cuando regresaba hacia Buenos Aires de la ciudad fueguina de Ushuaia, un paso obligado de su regreso de la Antártida Argentina, tras cuatro meses de Campaña por las bases del continente blanco.

El fuego se originó en el compartimiento de generadores "y se propagó de forma que se tornó incontrolable", añadió el parte firmado por el jefe de prensa, vicecomodoro Enrique Gómez Olivera.

La orden de evacuación fue dada a las 23.30 cuando el comandante de la nave, el capitán de fragata Guillermo Tarapow, consideró que el fuego no podía ser dominado y ponía en peligro a la tripulación.

El petrolero panameño Scarlet-Ibis y el pesquero uruguayo Magrit acudieron rápidamente a la zona y recogieron en plena noche a los náufragos que derivaban en 24 botes salvavidas.

El sitio del accidente quedó bien establecido porque también fue localizado por un avión de reconocimiento B-200 de la Armada y un caza de la Prefectura Naval, cuyos tripulantes pudieron ver las balizas de los botes.

Un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y un Fokker F28 de la Armada fueron despachados a la ciudad de Trelew para colaborar en la evacuación de la tripulación del rompehielos.

Desde la base naval de Mar del Plata zarpó hacia la zona la corbeta "Granville" mientras que el guardacosta Thompson de la Prefectura se aprestaba a colaborar en las tareas de rescate.

El "Almirante Irízar" tiene 121 metros de eslora por quince de manga y 9,5 de calado, y quince mil toneladas de desplazamiento a carga plena.

El buque transportaba a personal militar de la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejército y a civiles de la Dirección Nacional del Antártico, en el viaje de regreso tras la Campaña Antártica 2006-2007.

Había salido de Buenos Aires el 12 de diciembre, y durante el verano reaprovisionó a las bases antárticas Esperanza, Jubany, San Martín, Primavera, Orcadas, Cámara, Petrel, Decepción, Melchior, Brown, Marambio, Belgrano II y Matienzo.

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