Mi pincel tiene hilos y punta de acero
Lidia klein es una reconocida artesana de Puerto Rico. Se dedica a bordar en sus tiempos libres, desde hace 18 años. Ganó premios internacionales, tres años consecutivos.
Por Diego Gómez
Durante el día su atelier es algo poco convencional. Un negocio de venta de repuestos de vehículos aloja a Lidia, sus hilos, sus bastidores y sus ideas. Esas mismas manos de artista, con las que a través de las puntadas aprendió a lo largo de su vida a reflejar el mundo, su mundo, también las utiliza para atender a los clientes que, a cada rato y por suerte, ingresan al local, interrumpiendo la inspiración motivada por su gran pasión: bordar.
Aprendí a bordar a los cinco años, cuando mi mamá nos enseñaba a enhebrar la primera aguja, recuerda el tiempo pasado con nostalgia y asombro. A fin de cuentas, durante casi toda su vida se vio acompañada por finas líneas de diversos colores, después viendo, probando, mirando revistas, empezando a dibujar, haciendo los diseños, una va aprendiendo, inventando; va creando
Lidia se considera artesana por el simple y a la vez complicado motivo de ser ella la creadora de todos sus diseños y hasta algunos puntos. Sabe jugar con su herramienta de expresión, sabe mezclar ideas y técnica. El artesano es artesano porque crea, porque si no sería copiar de otro que ya creó; eso también es honestidad con uno mismo, replica poniendo en práctica y tratando de demostrar los códigos impuestos en el ambiente del que forma parte y que la reconoce. Gané dos años seguidos el segundo premio y después este año el primero, comenta más que orgullosa, y para dar fe de lo expuesto en sus palabras, abre uno de los cajones del escritorio sobre el que está apoyada y entre un sin fin de papeles y revistas de bordado, saca a relucir sus diplomas de honor. No es para menos. Durante tres años seguidos obtuvo esos diferentes reconocimientos (en el rubro textil) en la Exposición Internacional de Artesanos, organizada por Fundart en la ciudad de Córdoba (sede Iberoamericana), durante cada Semana Santa.
Apasionada
El premio sólo es un reconocimiento, pero te da muchas posibilidades de exponer en otros lugares del mundo. Esto también se hace en España y en otros países, aunque los costos para exponer son caros. Cada artesano, que no tiene otro medio más que su trabajo, se ve limitado en lo que puede llegar a hacer en el exterior , argumenta y se incluye dentro de esta generalidad.
Su hobby también demanda sacrificios, pero Lidia está convencida de transitarlos, siempre con el objetivo de continuar y sobre todo de mejorar. Yo, para salir a concursar, tengo que dejar lo que me da de comer (la repuestería). Opté entonces por tomarme esos quince días que duran las ferias como vacaciones. No podés dejar el trabajo sabiendo que lo que hacés no alcanza siquiera para cubrir tus gastos, afirmó.
Lidia conoce y es conciente de la realidad. Sabe que tiene a cargo una familia que la apoya en sus emprendimientos personales, como también responsabilidades que cumplir. Por eso, sabe también utilizar este arte como punto de fuga o válvula de escape a los problemas cotidianos; sin embargo hay días en que estás decaída o poco inspirada y ni siquiera podés lograr los colores, igual que el pintor que algunas veces deja una tela para seguirla después; esto es igual, mi pincel tiene hilos y punta de acero.
A los 60 años, esta artista local expuso entre líneas que recién comenzó, y que el conocimiento y la innovación son sus motores fundamentales, capaces de superar los dolores de las malas posturas durante horas de bordado, imposibles de recuperar ni siquiera con el costo de sus creaciones.
El artista siempre se ve motivado por una pasión, su fuera creadora y un espíritu particular, pero su característica fundamental es querer compartir con sus pares su forma onírica de ver el mundo: lo que vos creás es una expresión del alma.
Datos:null
Correo electrónico: klbordados@yahoo.com.ar
Teléfono 03743- 420407 / 320. Dirección: Padre Lassberg 281 (3334) Puerto Rico, Misiones.
Por Diego Gómez
Durante el día su atelier es algo poco convencional. Un negocio de venta de repuestos de vehículos aloja a Lidia, sus hilos, sus bastidores y sus ideas. Esas mismas manos de artista, con las que a través de las puntadas aprendió a lo largo de su vida a reflejar el mundo, su mundo, también las utiliza para atender a los clientes que, a cada rato y por suerte, ingresan al local, interrumpiendo la inspiración motivada por su gran pasión: bordar.
Aprendí a bordar a los cinco años, cuando mi mamá nos enseñaba a enhebrar la primera aguja, recuerda el tiempo pasado con nostalgia y asombro. A fin de cuentas, durante casi toda su vida se vio acompañada por finas líneas de diversos colores, después viendo, probando, mirando revistas, empezando a dibujar, haciendo los diseños, una va aprendiendo, inventando; va creando
Lidia se considera artesana por el simple y a la vez complicado motivo de ser ella la creadora de todos sus diseños y hasta algunos puntos. Sabe jugar con su herramienta de expresión, sabe mezclar ideas y técnica. El artesano es artesano porque crea, porque si no sería copiar de otro que ya creó; eso también es honestidad con uno mismo, replica poniendo en práctica y tratando de demostrar los códigos impuestos en el ambiente del que forma parte y que la reconoce. Gané dos años seguidos el segundo premio y después este año el primero, comenta más que orgullosa, y para dar fe de lo expuesto en sus palabras, abre uno de los cajones del escritorio sobre el que está apoyada y entre un sin fin de papeles y revistas de bordado, saca a relucir sus diplomas de honor. No es para menos. Durante tres años seguidos obtuvo esos diferentes reconocimientos (en el rubro textil) en la Exposición Internacional de Artesanos, organizada por Fundart en la ciudad de Córdoba (sede Iberoamericana), durante cada Semana Santa.
Apasionada
El premio sólo es un reconocimiento, pero te da muchas posibilidades de exponer en otros lugares del mundo. Esto también se hace en España y en otros países, aunque los costos para exponer son caros. Cada artesano, que no tiene otro medio más que su trabajo, se ve limitado en lo que puede llegar a hacer en el exterior , argumenta y se incluye dentro de esta generalidad.
Su hobby también demanda sacrificios, pero Lidia está convencida de transitarlos, siempre con el objetivo de continuar y sobre todo de mejorar. Yo, para salir a concursar, tengo que dejar lo que me da de comer (la repuestería). Opté entonces por tomarme esos quince días que duran las ferias como vacaciones. No podés dejar el trabajo sabiendo que lo que hacés no alcanza siquiera para cubrir tus gastos, afirmó.
Lidia conoce y es conciente de la realidad. Sabe que tiene a cargo una familia que la apoya en sus emprendimientos personales, como también responsabilidades que cumplir. Por eso, sabe también utilizar este arte como punto de fuga o válvula de escape a los problemas cotidianos; sin embargo hay días en que estás decaída o poco inspirada y ni siquiera podés lograr los colores, igual que el pintor que algunas veces deja una tela para seguirla después; esto es igual, mi pincel tiene hilos y punta de acero.
A los 60 años, esta artista local expuso entre líneas que recién comenzó, y que el conocimiento y la innovación son sus motores fundamentales, capaces de superar los dolores de las malas posturas durante horas de bordado, imposibles de recuperar ni siquiera con el costo de sus creaciones.
El artista siempre se ve motivado por una pasión, su fuera creadora y un espíritu particular, pero su característica fundamental es querer compartir con sus pares su forma onírica de ver el mundo: lo que vos creás es una expresión del alma.
Datos:null
Correo electrónico: klbordados@yahoo.com.ar
Teléfono 03743- 420407 / 320. Dirección: Padre Lassberg 281 (3334) Puerto Rico, Misiones.
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