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Revista Contexto

"Qué bueno vivir para poder verlo"

"Qué bueno vivir para poder verlo"

Ernesto Sábato y la monja Ivonne Pierron buscaron, el 16 de junio de 2005, la forma en que podrían colaborar con los jóvenes. Se reunieron en un paraje misionero, un día de lluvia y de expectativas. Él vino para ayudarla y ella lo recibió con un “viejo testarudo, se vino nomás”.

 

Pueblo Presidente Illia, Misiones. A las 12.09 de un día de lluvia, Ernesto Sábato entró a un camino vecinal de Misiones, rojo, barroso, rodeado de plantas de té y pino Paraná, en el medio mismo de la provincia de Misiones. Detrás de cada trepada o frente a esos típicos bajadones de tierra entoscada, el maestro Sábato vio a decenas de alumnos caminado en medio de estas chacras, a la salida de la escuela y rumbo a sus casas ubicadas a tres, cinco, once kilómetros que se recorren indefectiblemente a pie.

Los niños saludaron a la caravana, casi por costumbre, mientras un hombre entusiasmado, con los ojos bien abiertos, desde atrás de un vidrio agitaba sus manos y mostraba su mejor sonrisa, emocionado.

A pocos kilómetros, una mujer enfundada en un guardapolvo de trabajo celeste esperaba la visita célebre y dedicaba, como siempre, un tiempo a los alumnos.

A pesar de la lluvia, había clima de algarabía y no era para menos: Ernesto Sábato estaba llegando y la monja Ivonne Pierron (la francesa que escapó de la muerte de la dictadura y dedicó más de 50 de sus 78 años a la causa social y a la defensa de los derechos humanos en la Argentina), lo esperaba.

Se saludaron con cariño y un abrazo fraternal cuando se vieron; ella le mostró con orgullo el Bachillerato Polivalente con Orientación Laboral 42 que lleva su nombre, Ivonne Pierrón, y él le dijo palabras en francés, que ella tradujo como "travesuras".

 

Dispuestos, sonrientes

Se prestaron a las fotos, se dejaron retratar juntos en infinidades de tomas sin perder la sonrisa y ubicándose como les indicaran. Sábato bromeó con su típica boina, caminó apoyado en Ivonne, leyó sin lentes las declaraciones de Huésped de Honor que le entregaron las municipalidades de Dos de Mayo y San Vicente y se dejó entrevistar, aunque su secretaria, Valeria González Fraga, respondió por él, porque le cuesta escuchar. La monjita se mantuvo a su lado y sostuvo su mano, todo el tiempo.

"Es muy importante esto, ¡qué lucha!", respondió el escritor cuando le preguntaron su opinión sobre la derogación –dos días antes de su visita a Pueblo Presidente Illia- de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, justo cuando se reúne con la hermana Pierrón, una luchadora de los derechos humanos y él, autor del libro “Nunca Más”, un informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Conadep), cuyo prólogo suscrito por Sábato, concluye: "Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que ‘Nunca Más’ en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado".

 

Vino a ayudar

“¿Por qué esta visita a Misiones, Ernesto?”, preguntó el periodista y Valeria, respondió: "Ernesto estaba en un día triste, inmerso en una melancolía y le propuse ir a la Boca, a ver una película sobre la hermana Ivonne, cuando la vio se llenó de ánimos; le dolía las rodillas pero subió los tres pisos y cuando salimos, me dijo: ‘como sea, quiero trabajar con ella y colaborar con lo que hace; la quiero visitar’. Le advertí que es un camino difícil pero no le importó; quiso venir de todas maneras y acá estamos".

Ernesto Sábato tiene una fundación que lleva su nombre, desde la que impulsan dos proyectos: Fogones y Memorias de América. El primero nació como un programa educativo cultural pero ante la crisis, también sostiene comedores. Memorias de América "busca rendir homenaje a distintas formas de vivir, como la que ustedes tienen. Por ello, tenemos que buscar de qué manera colaborar ya que por estatuto y por el tipo de ayuda que nos dan, necesitaríamos tener un lugar físico, aunque sea un ranchito… ", explicaba su secretaria cuando Sábato la interrumpió, en alusión a las flamantes instalaciones de la escuela, un enorme edificio: "No es tan malo esto che… no es un ranchito", corrigió y provocó una carcajada general.

Sábato hoy (en 2006) tiene 95 años pero su vitalidad sorprende. No perdió el buen humor y se prestó a todo lo que le propusieron, aunque en un momento reclamó comer. Los alumnos habían preparado un guiso de arroz, que sirvieron en una mesa modesta, atendida por la propia Ivonne. Ese retrato del maestro en una mesa austera volvió a movilizar a los periodistas y Sábato nuevamente se prestó a las fotos, sonriendo, soltando picardías y miradas que se posaban sobre un público improvisado, a quienes les guiñaba un ojo.

La intensa lluvia que afecta a toda la provincia amainó unas horas en Pueblo Illia y cuando la visita ilustre llegó, el sol asomó por más de dos horas.

 

La estadía en Misiones

La comitiva que acompañó a Sábato durmió en el albergue del Bachillerato Polivalente 42 de Pueblo Illia, junto a los 33 alumnos que residen en el lugar, supervisados por la hermana Ivonne.

Al día siguiente Sábato visitó las Cataratas del Iguazú y regresó a Posadas a descansar dos días antes de participar, el 20 de junio, en el acto del Día de la Bandera que en 2005 se realizó sobre la ruta provincial 2, en la costa del río Uruguay, en la base del histórico Peñón de Mbororé.


"Era tiempo de que esto salga"

Sencilla pero consecuente con un discurso que mantiene a lo largo de los años, la monja francesa que se ocupa de los alumnos de un bachillerato rural en medio de Misiones y que escapó de la muerte durante la dictadura militar, donde sus dos compañeras no corrieron igual suerte, dijo que "esperaba" la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que ahora deja abierto el camino para juzgar a represores del gobierno militar de 1976 a 1983.

"Qué bueno vivir para poder verlo, pero me parece que era tiempo de que esto salga, y no me extraña, porque tomar un país como éste y dejarlo como lo dejaron, es increíble: el año pasado (2004) en Francia aprendí cosas que no sabía de mi Argentina, y eso que yo soy política, me gusta la política, leo sobre política. Nuestro país es ejemplo de un país destruido con la corrupción, que ahora sale y lucha ante un fanatismo diabólico como el de los que tomaron este país. Si el pueblo, hoy, entiende y apoya este cambio, pienso que vamos a llegar a salir, pero si el pueblo, fanatizado y corrupto, no apoya esto, lo vamos a pagar mucho más caro", sentenció.

Ivonne Pierrón se concentra cuando habla de cuestiones políticas y cuando le preguntan sobre la suerte que corrió al salvar su vida, cuando apresaron y mataron a sus compañeras francesas, responde con seguridad: "No era mi tiempo, pero de verdad; yo creo que cada uno tiene su función y su misión; yo pienso que las dos otras hermanas estaban listas y santas y por eso cayeron; a mí me faltaba mucho…, yo no era como ellas, me faltaba aprender lo que era la entrega total y creo que no era mi tiempo, a mí me faltaba esto (y señala la obra imponente de la escuela donde vive); esto fue una lucha tremenda con la ayuda de Diosito para lograr esto, que hasta lo quemaron en un momento, y ahora miren lo que tenemos; yo tuve que vivir para hacer esto…".

"Acá -dice la monja- estoy practicando el derecho humano", en medio de la chacra, ayudando a jóvenes que saben a quien tienen como guía y en quien confían. La "monjita" o la "hermana Ivonne", como la llaman sus alumnos, es madre, guía, compañera, amiga, educadora y, como si fuera poco, luchadora.

Esa tarde de lluvia, después de una merecida siesta, conversó con el amigo Sábato, con quien acordó cómo seguirían trabajando para ayudar a los jóvenes, "porque son el futuro", según un hombre de 94 años y una mujer de 77, incansables.

1 comentario

Arturo Aguirre Marín -

La vida de Ivonne Pieron es digna de imitarse, en Nicaragua la tuvimos un tiempo y yo me siento orgulloso de ser de San Carlos, Río San Juan el pequeño pueblo que la acogió. ¿A que dirección electrónica puedo escribirle? o ¿Que dirección convencional? Les agradecería muchísimo esta información ya que quiero saludarla, contarle cosas de este pueblo y preguntarle por algunos amigos comunes.

Arturo Aguirre Marín