Renuncia
Internet es un interesante medio de comunicación por donde circulan escritos que sintetizan distintas líneas de opinión. O es el medio ideal donde se puede jugar, imaginar, o renunciar.
Un correo electrónico circula en estos días con la renuncia de un argentino anónimo que quiere dejar de ser un adulto. Si bien es un imposible, plantea reclamos que reflejan también la línea editorial de esta revista, la forma de pensar del grupo humano que da forma y vida a este medio de comunicación.
El texto dice así: Por medio de la presente presento mi renuncia irrevocable a ser adulto.
He decidido aceptar la responsabilidad de tener 10 ó 15 años nuevamente:
Quiero volver al colegio con mi guardapolvo bien planchado.
Quiero que mi perro me espere a la salida.
Quiero emocionarme al saludar a la bandera y cantar Aurora.
Quiero "tomar distancia" en la fila.
Quiero cantar la Marcha de San Lorenzo cambiando la letra:
Febo Asoma Punto y coma
Las chancletas de mi abuela son de goma
Y las mías Son de acero
Para darle mas trabajo al zapatero
Quiero volver a mi casa a comer las milanesas de mi vieja.
Quiero participar de los actos en la escuela, llevar la bandera.
Quiero hacer los deberes en la mesa de la cocina.
Quiero tomar la leche mirando El Chavo.
Quiero ir a jugar al pasaje de mi casa, por donde nunca pasa ningún auto.
Quiero que la puerta de calle nunca esté cerrada con llave.
Quiero ir al kiosco de la esquina a pedir golosinas y que luego mi papá las pague.
Quiero mirar dibujitos del pájaro loco en la tele.
Quiero esperar a mi viejo, llegar del trabajo, siempre con alguna sorpresa.
Quiero ir a hacer los mandados al almacén de la esquina y que el almacenero me de la yapa.
Quiero ver a mi vieja limpiando lo limpio, barrer la vereda y charlar con las vecinas.
Quiero que mi abuela me cuente viejos cuentos aprendidos en su país.
Quiero espiar a mi abuelo muy serio, arreglando zapatos.
Quiero pelear con mi hermano, porque lo quiero.
Quiero las largas tardes en el cine con mamá, mi papá y mis hermanos; y muchos sándwich de mortadela.
Quiero comer pizza de parado a la salida.
Quiero volver a la Colonia de Vacaciones.
Quiero jugar al carnaval y una "salvaje" guerra de bombitas de agua, de vereda a vereda, y el Corso del barrio y mi disfraz de pirata.
Quiero el circo en el baldío.
Quiero escuchar hablar con respeto del Doctor, de la Maestra porque "saben" más que uno.
Quiero que el vigilante de la esquina me mire cuando cruzo la calle.
Quiero mi bici, mis patines, las muñecas.
Quiero ir a mirar "pasar los trenes".
Quiero reunir a toda mi familia para mi cumpleaños.
Quiero la mesa grande de los domingos.
Quiero las cosas sencillas de todos los días.
Quiero irme a dormir sin pensar en mañana.
Quiero, en fin, que me devuelvan mi infancia, mi inocencia, mi esperanza, y por sobre todo mi PAÍS.
Un correo electrónico circula en estos días con la renuncia de un argentino anónimo que quiere dejar de ser un adulto. Si bien es un imposible, plantea reclamos que reflejan también la línea editorial de esta revista, la forma de pensar del grupo humano que da forma y vida a este medio de comunicación.
El texto dice así: Por medio de la presente presento mi renuncia irrevocable a ser adulto.
He decidido aceptar la responsabilidad de tener 10 ó 15 años nuevamente:
Quiero volver al colegio con mi guardapolvo bien planchado.
Quiero que mi perro me espere a la salida.
Quiero emocionarme al saludar a la bandera y cantar Aurora.
Quiero "tomar distancia" en la fila.
Quiero cantar la Marcha de San Lorenzo cambiando la letra:
Febo Asoma Punto y coma
Las chancletas de mi abuela son de goma
Y las mías Son de acero
Para darle mas trabajo al zapatero
Quiero volver a mi casa a comer las milanesas de mi vieja.
Quiero participar de los actos en la escuela, llevar la bandera.
Quiero hacer los deberes en la mesa de la cocina.
Quiero tomar la leche mirando El Chavo.
Quiero ir a jugar al pasaje de mi casa, por donde nunca pasa ningún auto.
Quiero que la puerta de calle nunca esté cerrada con llave.
Quiero ir al kiosco de la esquina a pedir golosinas y que luego mi papá las pague.
Quiero mirar dibujitos del pájaro loco en la tele.
Quiero esperar a mi viejo, llegar del trabajo, siempre con alguna sorpresa.
Quiero ir a hacer los mandados al almacén de la esquina y que el almacenero me de la yapa.
Quiero ver a mi vieja limpiando lo limpio, barrer la vereda y charlar con las vecinas.
Quiero que mi abuela me cuente viejos cuentos aprendidos en su país.
Quiero espiar a mi abuelo muy serio, arreglando zapatos.
Quiero pelear con mi hermano, porque lo quiero.
Quiero las largas tardes en el cine con mamá, mi papá y mis hermanos; y muchos sándwich de mortadela.
Quiero comer pizza de parado a la salida.
Quiero volver a la Colonia de Vacaciones.
Quiero jugar al carnaval y una "salvaje" guerra de bombitas de agua, de vereda a vereda, y el Corso del barrio y mi disfraz de pirata.
Quiero el circo en el baldío.
Quiero escuchar hablar con respeto del Doctor, de la Maestra porque "saben" más que uno.
Quiero que el vigilante de la esquina me mire cuando cruzo la calle.
Quiero mi bici, mis patines, las muñecas.
Quiero ir a mirar "pasar los trenes".
Quiero reunir a toda mi familia para mi cumpleaños.
Quiero la mesa grande de los domingos.
Quiero las cosas sencillas de todos los días.
Quiero irme a dormir sin pensar en mañana.
Quiero, en fin, que me devuelvan mi infancia, mi inocencia, mi esperanza, y por sobre todo mi PAÍS.
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